miércoles, 14 de marzo de 2012

final del sábado

Joder, van tropecientas veces que intento escribir este post y no sé por dónde pillarlo. He escrito un montón de cosas y las he borrado todas. Y sigo sin saber si esta vez voy a ser capaz de hacerlo o lo borraré de nuevo.
Vamos a ver, sé que os dejé a medias con la historia del sábado. Y los coitus interruptus no molan. Pero es que lo que pasó oscila entre lo romántico y lo ridículo. Y no sé cómo tomármelo, si en serio o a coña.
El caso es que ligué en el búho.
(nota aclaratoria: no sé en el resto de ciudades será así, pero en Madrid llamamos búhos a los buses nocturnos. No sé si será normal o fruto de la chulería madrileña. Y aclaración dos, tampoco sé si es en todas partes, pero en Madrid los autobuses tienen algunos asientos anchos, casi el doble de un asiento normal y que imagino que son para gordos porque no encuentro otra explicación al asunto)
Y hacía como ocho años que no cogía un búho. Porque siempre se montan borrachos y gentuzas varias. Así que desde que me compré el coche, voy a todas partes con él, pero el sábado había quedado en Sol. Y ahí hay dos opciones: o te metes el coche en el culo, o vas en transporte público. También pensaba haber cogido un taxi, pero estoy pelada de pasta. Y ya que mi amiga Jime iba a Cibeles a coger su propio búho, decidí hacer lo mismo.
Total, que me monté y me senté en uno de esos asientos para gordos justo a la entrada del bus con el fin de poder salir corriendo si entraba algún pirado, cosa que por la noche es de lo más frecuente. De hecho, entraron tantos, que estuve a punto de bajarme a mitad de camino. Pero por suerte o por lo que sea, no lo hice. Me quedé en mi enorme asiento de gordos deseando llegar a mi casa lo antes posible.
Hasta que entraron tres chavales algo más jóvenes que yo, sin estado etílico grave y bromeando de buen rollo entre ellos. Tanto, que me hicieron sonreír, porque yo soy boba y de risa fácil. El búho iba hasta arriba de gente y el chico más guapo de ese grupito, sin dejar de mirarme, dijo que se debían compartir asientos porque ir de pie tan apretado era horrible. Y yo, en un perrenque de locura, le dije que si quería, le hacía un hueco. Estoy chalada, lo sé. Pero ahí no acaba lo fuerte. Lo bueno es que el niño mono se sentó conmigo. Y por muy ancho que sea el asiento de gordos, es para una persona. Así que íbamos muy, muy juntos. Y empezamos a charlar y a bromear. Jiji-jaja. Y me puso la mano en la pierna “porque no tenía sitio para ponerla”. Y yo medio mareada por la colonia de hombre que tanto me confunde porque he perdido la costumbre de olerla, feliz de que alguien me tocara. Y el chaval venga a darme conversación, clavándome unos ojos negros de lo más sugerentes. Hasta que me dijo que si me gustaría quedar un día para tomar algo. Y yo, obnubilada entre unas cosas y otras, le dije que sí. Que sería un placer. Así que le di mi teléfono.
El colmo, es que cuando llegué a mi parada. Me despedí de él y justo antes de bajarme, me cogió suavemente del cuello del abrigo y me dio un beso en los labios. Así que de pronto, cuando toqué suelo firme, me parecía que mis piernas se habían vuelto de goma y que sería incapaz de llegar a casa. Y llamé a Anita para contárselo, toda emocionada yo por que hacía muchos años que no me pasaba algo así.
El sábado me costó mucho dormirme del subidón. El domingo estaba cansada pero aún con un revoloteo raro en el estómago, como si me hubiera poseído por la Naar adolescente de nuevo.  Pero el lunes me puse mala por uno de mis temas hormonales. Y se me olvidó el asunto hasta que por la noche se conectó el nene a feisbuc y empezó a darme charla. Yo, ya en mis cabales y sin ojos negros, colonias, ni cuerpos fibrosos y jóvenes que me confundieran, le dije que igual todo esto había sido una chifladura y que era mejor dejarlo tal cual. Pero él se rió, me dijo que las locuras eran divertidas y que si me apetecía quedar el jueves. Que el piquito le había sabido a poco.
Y la Naar adolescente volvió a poseerme. Porque la responsabilidad es útil, pero es aburridísima. Así que igual, el jueves quedo con él. O no. Según qué lado bipolar se apodere de mí mañana.

11 comentarios:

  1. Queda, queda, quedaaaaaa!!!
    Haz una locura, cielo, son las mejores partes de la vida (ya sabes) y siempre te puede traer algo bueno. Eso sí, queda en un sitio público al menos hasta que sepas que no es un blogger (o sea, un asesino en serie según Key, ya sabes, jajajajaja).
    Disfruta de la locura y de las piernas de goma.
    Te quierooooo!!!

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  2. Como no quedes con él, te tiro un zapato.

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  3. Jajaja. Es buenísimo!!! Queda, mujer. Si luego repites o no, ya se verá, pero de momento, queda.

    Besos.

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  4. A veces pienso que me quedaré solterona para siempre por pura pereza.
    Y es que no lo entendéis. Me amenazáis con tirarme zapatos y me animáis a que quede. Pero quedar con un chico implica muchas cosas. Significa que me tengo que arreglar. Pensar qué ropa me pongo. Pintarme y ponerme mona. Hablar y comportarme como una persona normal. Abandonar mi sofá, mi casa, mi pijama de pelotillas y mi gato. Y todo eso me da una pereza que me muero.
    Porque total, tanto esfuerzo para qué. Sí, ya lo sé. Para frungir. ¿Pero tanto me apetece frungirme a un desconocido?
    Ufffff. Que no sé.

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  5. En mi tierra también se llaman buhos, y existen esos asientos en los que intento no sentarme porque cuando lo hago cada vez que hay una curva parece que estoy en la feria moviendome parriba y pabajo xDD
    Mira que coincidencia mi última entrada ha sido de una historia de un autobús, pero nada que ver con ésta, ya me gustaría que me pasase eso...frungetelo por todas las que no podemos xDDD
    saludos!!

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  6. Queda por favor que quiero saber como acaba, o tan joven es? Y el nene tiene razón, las locuras son lo mejor. Besos!

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  7. siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    queda!!!!!!!!!!!!!!!
    si quieres seguir viva, que aquí hay unas cuantas candidatas para matarte como no lo hagas!, ¡LA PRIMERA YO!


    Anita

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  8. Jajaajajajaj! En Valencia no se llaman búhos, sino nocturnos, así a secas. Y tanto los nocturnos como los diurnos tienen esos asientos gigantes... Son para gente con movilidad reducida, gente mayor, embarazadas, etc. Las personas a las que hay que ceder el sitio y tal. Y supongo que para gordos, también. xD
    Al lío: QUEDAAAAAAAAAA!!! A menos claro, que sea muy, muy, muy crío. Pero no creo. El chico parece estar realmente interesado en ti. No se quedó en la anécdota del bus sino que quiere más. Yo quedaría, no pierdes nada. Y si ese nene es el amor de tu vida?
    Suerte y ya nos cuentas! ;D

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  9. Por Dios bendito, queda.

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  10. Hola Naar, ¡cuidadin cuidadin¡ ya sabes que le ocurrió a Caperucita por andar con desconocidos.
    En besito

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  11. He llegado tarde a esta entrada, pero la he venido a revisar para entender la más reciente. A mi también me ha encantado esta entrada. Espero que te la pases bien.

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