La infancia es una época que la mayor parte de la gente
idolatra, aunque nunca he sabido muy bien por qué. Ser niño significa, en gran
parte, que te mientan. O que te enmascaren las cosas. O que como mínimo, te las
endulcen demasiado. Y yo, si hay algo en el mundo que aborrezco, son las medias
tintas y las costras de azúcar para tragarse una bola amarga. A mí de cara, de
frente, a lo bruto. Así puedo aguantar lo que sea. Pero por lo bajo y con
vaselina no. Así, nada.
Mi madre me repite con frecuencia que empezó a creer en los
horóscopos conmigo. Sé que lo dice medio en broma, pero hay un punto de verdad
que le sorprende a pesar de mis 29 años. Porque yo soy aries. ¿Y qué es un
aries? No es una cabra, como la gente cree. Es una cabeza de piedra que se empleaba
al final de un tronco para derribar paredes, puertas y muros. Un ariete. Y eso
soy yo. Un ariete, una cabeza de piedra, un instrumento que derriba obstáculos
a lo bruto. A veces querría no ser así, querría ser una persona dulce y
tranquila, suave y llena de ternura. Pero no lo soy. No está en mi naturaleza.
Y además, no lo he sido nunca. Por eso, entre otras cosas, no disfruté
demasiado de la infancia y sus ñoñerías.
Y es que alguien debería decirnos de niños que los cuentos
son una mierda. Que te venden un mundo de burbuja que se pincha en cuanto toca
con la realidad. Y no es que la vida real sea mala. De hecho, es mucho más
divertida que los cuentos pomposos y cursis de carrozas y castillos. Pero
deberían advertirnos, porque hay mucha niña vestida de rosa que cree que la
felicidad es llevar miles de incómodos faldones llenos de puntillas. Y deberían
decirnos que no, que no siempre las hadas son buenas y las brujas malas. Que no
siempre vendrá un príncipe azul a hacerte feliz, ni un caballero de reluciente
armadura a rescatarte de los peligros, así que aprende a hacerlo tú solita, so
pava. Deberían decirnos que no siempre es malo morder la manzana envenenada,
que a veces merece la pena al menos, pegarle un lametón. Que incluso es
necesario para sentirse vivo y todos lo hemos hecho alguna vez. Deberían
decirnos que el amor no lo puede todo, que no suenan violines cuando aparece,
ni cantan los pajaritos ni el sol o las estrellas brillan más fuerte. Que una
boda, no es siempre un final feliz. Que, como dice el chivi, no hay fuegos
artificiales después del primer polvo. Que el amor, si es que existe, se
trabaja, se construye, se lo curra uno a base de confianza y esfuerzo. Deberían
decirnos, sobre todo a las mujeres, que no debemos conformarnos con frotar, barrer
y cantar. Que no debemos dejar que sean ellos los que van a matar dragones y a
sacarnos de todos los apuros en los que nos metemos por gilipollas y torpes.
Que no va de eso la vaina. Que no podemos delegar y depender siempre de que
otro solucione nuestros líos. Que no podemos, ni debemos esperar a que el
hombre adecuado trepe hasta el castillo por nuestras largas trenzas. Que no
tienen que venir a rescatarnos de nada. Deberían decirnos, que si todas esas
princesitas y barrenderas, preocupadas por ser las más bellas del reino se
hubieran ocupado en ser más listas y más capaces, mejor les habrá ido. Y desde
luego, que si se hubieran quitado las bragas de vez en cuando en lugar de tanto
cantar y llorar, al menos se lo pasarían mejor. Y lo mismo el príncipe no
necesitaría irse tanto por ahí a matar dragones si tuviese emociones fuertes en
casa. Tanto drama, tanto amor, tanta purpurina y tan pocas pollas no son buena
idea.
Y puede que yo sea una bruta, una descreída de la vida, una
insensible. Lo que queráis. Pero creo que ser adulto es mucho más interesante a
pesar de las muchas dificultades. Puedes salir, conducir, fumar, beber,
trasnochar y decir tacos. Puedes pintarte, ligar, besar y frungir. Puedes hacer
muchas más cosas que cuando eres un puñetero crío a expensas de los padres.
Sobre todo porque puedes hacer una cosa fantástica que de niño tienes casi
vetada: decidir. Y ser mayor no significa dejar de jugar, ni de divertirse, ni
de hacer locuras. Puedes y debes hacerlas, sólo que ahora son responsabilidad tuya.
Tú las eliges.
Ser adulto es ir cogiendo las riendas de tu propia vida.
Aunque a veces las pierdas, porque a veces la vida se desboca y se va de las
manos. Lo sé mejor que nadie. Pero hay que aprender a recogerlas de nuevo. Hay
que aprender a caerse, a levantarse, a volver a caer y a volver a ponerse en
pie. Hay que aprender, por huevos. Y uno solito. Sin esperar a que venga el
príncipe de armadura brillante, ni el hada madrina, ni la madre que los parió a
todos.
Además, que es lo más me enfada de estos casos, ser mujer no
nos da derecho a victimizar, a lloriquear, a ir por ahí arrastrando nuestras
faldas y nuestras penas a la espera de que otro solucione nuestros marrones.
Flaco favor hacemos a nuestro género con ese cobarde proceder. Yo no soy ninguna
abanderada del feminismo. Más bien todo lo contrario. Pero pienso que
deberíamos coger nuestra propia armadura, nuestra espada, nuestro escudo y
salir a librar nuestras propias batallas. A matar nuestros propios dragones.
Porque la gran verdad que no nos dicen los cuentos es que quizás ese príncipe,
caballero o hada no llegue nunca. Que si le esperamos demasiado es posible que
nos quedemos solas con nuestra escoba, nuestro vestido rosa, nuestras canciones
y nuestras trenzas colgando de la ventana. Y sin saber hacer nada. Sin saber
para qué sirven nuestras propias manos. Esperando y esperando, dejando que
nuestra vida se vaya en pos de algo que quizás no existe. Esperando al hombre
de nuestra vida mientras él está con la mujer de la suya.
Así que no seamos tan absurdas, tan débiles, tan estúpidas
como a veces nos han contado. Y es que yo creo que llega un día en el que hay
que pegarle una patada en el culo a nuestro niño interior ese que está tan
idolatrado. Nos merecemos ser algo mejor que eso.
¡¡¡Amén!!!
ResponderEliminarSe puede decir más alto pero no más claro :P
ResponderEliminarTe leo desde hace un tiempo, pero nunca he comentado... pero este post me ha encantado.
ResponderEliminarNo se puede decir mejor!
Me alegro mucho!! Espero que a partir de ahora te animes más a menudo a comentar :)
EliminarQue síiiiiiiiii, pero deja a los niños ser niños un ratito, a que no se preocupen por nada y puedan vivir en la inopia, que yo no tuve eso y también habría estado bien. Eso sí, mi vida de adulta no la cambio por nada del mundo, que tengo un blog, y a ver qué niño tiene eso xddd! En serio, estoy de acuerdo, mejor la realidad, que siempre podemos gestionarla. Biquiños!
ResponderEliminarLos niños deben ser niños, pero no son ni debemos hacerlos gilipollas. Ser niño implica tener pequeños problemas de niño y aprender a resolverlos porque eso es la vida. y si te tienen mucho entre algodones y te pasas en la inopia qué?? 6, 8 10 años, al final la torta con la realidad será peor y/o llegarás a los 20 siendo un tonto que no sabe hacer nada por sí mismo.
Eliminardigo en el post que hay que jugar, reír, disfrutar, hacer el tonto y todo eso. Yo soy la primera que lo hago. esta misma tarde he estado (entre otras memeces) saltando en la cama y haciendo una guerra de almohadas. pero eso no significa que esperes a que todo el mundo resuelva tu vida. hay que ser niño para jugar y adulto para afrontar lo que venga.
Y dicho eso, una de las cosa que molan mil de ser mayor es tener un blog!! es verdad!! No me había dado cuenta... con lo que mola!!! XDDD
Un besazo, guapa!!!
Un segundo, ¿no cumpliste 30? xD
ResponderEliminarTe estoy imaginando vestida de caballera matando dragones, que lo sepas! Ahora toca que cojas un cepillo y nos deleites con tu manejo de espada contra Ron mismo. Besos!
Pimiento
Joder, no me gusta eso de que me recordéis mi edad... ya llegaréis las demás, ya....
EliminarY yo me armo rápido con el palo de la escoba y lucho contra quien se deje!! hombre ya!! Yo de princesita nada, yo de caballera andante :))))
Qué bueno, Naar!!! Los cuentos están muy bien para soñar pero sí es cierto que cuando las castañas queman, tal vez no haya nadie para sacarlas del fuego por ti. Confieso, no obstante, que a veces me gusta jugar a la princesita desvalida. Se obtienen grandes beneficios. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarEso es a lo que me refiero. que sí, que soñar y tal es necesario, pero sabiendo que luego hay que afrontar la vida y echarle dos cojones, ovarios o lo que tenga cada cual. y sí, el rollito desvalido funciona, pero reconozco que a mí me puede el genio y no hay modo, al final salto como una fiera. por eso estoy con el Ross, que es mucho más desvalido que yo. así soy yo la que le salva a él :D
Eliminarguau!!! qué ha pasado para hacer esta refexión tan de repente?? en parte estoy de acuerdo, tampoco soy de medias tintas pero sí que es verdad que los chavales,, a veces, necesitan orincesas y castillos para protegerse y disfrutar pero también necesitan estrategias para desarrollar la autonomía... y eso es lo aue hace ser aries de mayor... así que dnhorabuena... a ti y a tu familia
ResponderEliminar..beso!!!
venía a darte las gracias por lo del sofa y total que veo qud mi comentario de antes no se ha grabado... con lo de decir la verdad o no, estoy de acuerdo. mil veces siempre la verdad antes que la burbuja... pero jodo ahora mismo me compraba un castillo de princesas de esos buen protegidos..
ResponderEliminarun besico y gracias por tu respeto!
No hay de qué, muchacha, ya sabes dónde estamos, a todos a veces nos da el chunguillo, pero este mundo del blog es estupendo para apoyarnos unos en otros y sacarnos una sonrisilla aunque sea, no?
EliminarY tranquila, el tiempo pasará y ya verás como encuentras tu propio castillo en cualquier rincón.
Un beso.
Me sorprende que, siendo tú tan feminista (que lo eres), reniegues tanto del feminismo. Del feminismo de verdad, se entiende, no del que nos venden. ¿Qué piensas que es el feminismo? Yo soy partidaria de reivindicar el feminismo de verdad, más que renegar de él, porque el feminismo (nos) abre muchas puertas. Además, flaco favor le hacemos a las mujeres (en mi opinión) que lucharon por derechos de los que disfrutamos hoy en día si renegamos de una corriente ideológica que es muy digna y que algunas defendieron hasta la muerte (Olympe de Gouges, Simone de Beauvoir,Virginia Woolf, Clara Campoamor, Virginie Despentes, por citar a una más actual... no son princesas Disney precisamente y se merecen reconocimiento y aplauso, mujeres que no pararon a pesar de tener a la sociedad en contra sólo porque tenían un coño).
ResponderEliminarEs cierto lo que dices de que a las mujeres se nos da carta blanca para victimizarnos y lloriquear, pero eso lo defiende el machismo paternalista, que es el "lado blando" de la moneda. El feminismo es todo lo contrario, es mostrar el lado guerrero que toda mujer tenemos. Si te interesa el tema, te podría pasar bibliografía. Pero es que cada vez que dices "no soy feminista" con ese desprecio, me sale un sarpullido, porque tu actitud ante la vida es tremendamente feminista. Sé que el término ha sido muy ensuciado por hombres y mujeres, políticos y gente que no tiene ni idea, pero por eso mismo creo que habría que reivindicarlo. No todas tenemos que ser activistas feministas, pero ¿feministas? deberíamos serlo todas, al menos si no queremos ser pisoteadas. Las mujeres somos fuertes y deberíamos luchar para ser cada vez más libres, no es casualidad que a nosotras nos metan tanta mierda en la cabeza si no es para continuar con el sistema patriarcal que nos somete a base de "ser una señorita, una princesa".
Y dicho esto, creo que llevas toda la razón del mundo.
jamás he pretendido despreciar nada cuando he dicho que no soy feminista y lo siento si ha dado esa impresión. Lo que pasa es que no creo que lo sea, porque hay cosas que comparto y cosas que no, como todo. Yo no "soy" nada porque no me creo nada a pies juntillas ni comparto todo con nadie. por eso no soy de izquierdas ni de derechas, no soy atea pero no soy católica. Soy complicada, supongo, pero no "soy" algo de lo que me creo la mitad.
EliminarHe leído mucho sobre el tema, te lo puedes imaginar siendo trabajadora social y habiendo tenido profesoras que fueron pioneras en muchos temas durante la transición. Y hay muchas cosas impresionantes, las sufragistas, las que tú nombras y muchas más, que claro que merecen aplauso y un reconocimiento que aún no es suficiente... PERO. No todo el feminismo es bueno y desde luego lo que nos venden hoy en día es una basura descomunal.
¿sabes que te digo? que este tema merece unas cañas, porque creo que puede ser un interesante debate y al final vamos a tener más puntos en común de lo que crees. Así que lo emplazamos para el verano con unas cositas fresquitas delante, sí o qué??
Ou yeah. Me apunto al plan.
EliminarSé que no lo desprecias, lo que pasa es que parece a veces tal y como lo dices que ser feminista es como ser yo que sé... suena como a paria proscrito malnacido :P Y como en todo hay paja, pero siempre es bueno quedarse con las buenas ideas e irlas transformando desde dentro, sin renunciar a los términos. Y mira que odio las etiquetitas y los pines autoimpuestos, pero a veces si no se usan uno ya no sabe de lo que habla.
Sea como sea me apunto a las cañas para hablar contigo de lo que sea, sé que va a molar un montón.
Un besazo!
Pues estoy totalmente de acuerdo contigo. Nos pintan el cuento muy bonito cuando somos pequeñas, nos lo adornan con lazos y "pum", nos lanzan a la vida adulta. Y una vez allí, nos damos cuenta de que tenemos lazos que más bien nos servirían para abrir una mercería y que esos príncipes azules tienen de príncipes lo que un supermercado de biblioteca. Poquito, casi nada.
ResponderEliminarPor eso, es mejor olvidar esos cuentos, no hacerles ni puñetero caso, y tirar para adelante con lo que vayamos aprendiendo, poquito a poco. Nos equivocaremos, nos dolerán miles de golpes y lo pasaremos fatal, pero es el único aprendizaje real que podemos encontrar en esta vida.
Me ha gustado mucho la entrada :)
Un besazo!