Lunes, ocho de la mañana. Estoy tratando de ignorar los
lametazos, cabezazos y manotazos de Ron que exige su desayuno demasiado temprano.
Yo me he acostado a las cuatro de la mañana porque últimamente escribo como una
posesa mental hasta la madrugada. Y entonces me suena el móvil. Un wasap. Dos,
tres, cuatro, diez. Me cago en mi vida.
Al final me levanto, echo un puñado de bolitas al plato del
señor gato y me vuelvo a la cama. Una horita más, por diorrrr, una horita
aunque sea. Otro wasap. Un mail. Dos notificaciones de twitter. El mundo me
odia. El universo conspira para que mis ojeras aumenten cada día.
Me meto en la cama, me tapo la cabeza con el nórdico y trato
de ignorar que tras el desayuno, Ron ha encontrado toda una suerte de cosas
ruidosas con las que jugar a la par que corretea con la delicadeza de un ñu por
el salón. Otro wasap.
Al final alargo la mano y cojo el móvil. Gordito es el
culpable de los pitidos.
“Nena, necesito un favor. Uno de los gordos, como yo. Oye,
verás, necesito que me compres unas empanadas en Sitiofamoso que queda cerca de
tu casa. Porfis. Porque a hacérmelas tú no te da tiempo… ¿Verdad? Pues eso, que
necesito siete. Son para llevarlas al curro por mi cumple. A vosotros os
invitaré a otra cosa. Total, que si puedes. Esta tarde voy a tu casa a por
ellas. Y te las pago. Y me invitas a una cerve. Y te dejo que me tires de las
orejas.”
Me doy de cabezazos con la almohada. Le odio. Me tapo y dejo
el móvil en la mesilla mientras Ron sigue poseído por una fuerza infernal
corriendo por el salón y peleándose con todas sus pelotitas.
Ocho y veinte de la mañana. El móvil suena de nuevo. Wasap,
wasap y más wasap. Como sea Gordito le mataré. Abro un ojo, alargo la mano. Es el
grupo de mis amigos satánicos.
Bombita: Felicidades, melón!!!
Flumi: ¿Es el cumple de alguien? Me apunto, felicidades!!
Rachel: ¿Qué coño decís?
Gordito: Es mañana, capullos.
Bombita: ¿Mañana? ¿Qué día es hoy?
Rachel: El día de antes del cumple de Gordito.
Flumi: Bombi, ¿en qué día vives?
Bombita: coño, yo qué sé, juraría que era hoy, ¿estáis
seguros de que es mañana?
Nacho: eso ha dicho siempre mi madre.
Bombita: tu madre no tiene ni idea, hazme caso a mí que es hoy.
Ahora les quiero matar a todos. Saco un dedo de la cama. Escribo
al Gordo, que luego le digo algo, pero que no estoy segura de que me dé tiempo.
Sin embargo sé que lo voy a hacer. Porque soy gilipollas buena amiga.
Al final me levanto, me visto, me voy al médico. Subo dos
pisos. En la puerta de mi consulta hay un cartel que me dice que baje a
recepción porque mi doctora no está. Bajo dos pisos. Pregunto. Me mandan a otra
sala. Dos pisos para arriba. Me atiende una mujer que no tiene ni idea de quién
soy. Le explico que quiero una cita para el traumatólogo porque el ganglión de
mi muñeca me está volviendo loca. Mi móvil no deja de sonar. Parezco una adicta
al wasap. La mujer me mira y me dice:
- - Tu número de teléfono es 672 35 44…
- - No siga, no ha dado ni una.
- - ¿No?
- - Ni uno, doctora, ni uno.
- - ¿No eres Fulanito de tal?
- - Juraría que no, la última vez que lo comprobé
era Menganita de cual.
- - ¿Mengana? – me mira como asombrada de que sea
una mujer. Y joder, voy con pintas roñer, pero tengo tetas. Y llevo el pelo
largo. Y no tengo paquete, las mallas me delatarían.
- - Sí, le juro que no soy Fulanito y ese no es mi
número de teléfono.
- - Ahhh… claaaaro… es el expediente de otro
paciente, jejeje… es que coincide que él tiene una muñeca rota. - ¿”Coincide”?
WTF!! ¡Aquí no coincide nada!
- -Ya, lo que sea. Deme mi volante, tengo prisa.
Salgo del médico, me voy a por las empanadas del maldito
Gordo. Hablo con Anita, con Nuri, con mi madre, paso por el punto limpio a
reciclar mil trastos viejos. Voy al despacho, dejo haciéndose una copia de
seguridad del ordenador. Vuelvo a casa, como, pregunto al Niño Chico cómo está,
que anda resfriado. Descanso un poco y me voy a casa de mi madre de nuevo a
recoger unas cosas para mañana. Bajo al despacho, compruebo la copia, mando un
par de correos, desenchufo todo y me vuelvo a casa. Llega el Gordito, me
abraza, charlamos un rato y me dice:
- - Tienes cara de cansada… ¿No duermes bien
últimamente? ¿y eso? ¿Tienes una aventura amoroso-frungidora que te quite el
sueño?
No, es que matar amigos y enterrar sus gordos cadáveres me resulta agotador. No
te jode.
Casi palmo de risa con la conversación en la consulta: coincide que tiene la muñeca rota. Jajajajaajajajajajajajaja
ResponderEliminarUn beso
La tecnología es lo malo que tiene, nos persigue. Y los felinos, qué te voy a contar. A mí me despierta mi peluche antes de que suene el despertador todas las mañanas, y duermo con la muñeca de trapo encima de los pies...
ResponderEliminarQué manía tienen los médicos con darte los nombres de otros pacientes. Si conoces a Fulanito, ahora ya sabes que se ha roto la muñeca...
ResponderEliminarYo durante la noche dejo los datos del móvil desconectados. Mi sueño, aunque escaso, es sagrado.
Un besote, guapísima!!!!
Has dado los cuatro primeros dígitos del mío ahahahahahahahaha
ResponderEliminarMadre mía qué lunes!! Ebhorabuena por haber conseguido hacer todo eso!! Yo llevo nosecuántos meses diciendo que tengo que ir al punto limpio (que aquí se llama ecoparc) y no voy. Yo soy mala, porque silencio el móvil completamente por las noches. Si pasara algo, me enteraría por la mañana. A veces llego al trabajo con el móvil todavía silenciado (sí jamía, mi vida social es apabullante).
ResponderEliminarBesitos!! Y que pases buena semana. Luego te leo el siguiente post.