sábado, 19 de diciembre de 2015

La odisea del coche en Madrid en Navidad

Por los comentarios que me han llegado al blog (y eso que últimamente estáis vagos para comentar, coñe) y los de twitter, he llegado a la conclusión de que no soy la única monguer que no distingue su coche de otro que se le parezca. Debo añadir en mi descarga de culpabilidad que mi madre se intenta subir en cualquier coche que se parezca al mío porque se orienta fatal y cuando voy a recogerla a algún sitio siempre temo que se haya montado con otra persona. Y de mi padre mejor ni hablamos. Mi padre sí que robó un coche pensando que era el suyo hace la torta de años. Se subió a un seiscientos del mismo color, lo abrió, lo arrancó y sólo cuando había avanzado ya unos metros se dio cuenta de que no era suyo. De verdad que la tara viene de familia.
La verdad es que últimamente en Madrid el tema del coche se está poniendo complicado y no sólo por la posibilidad de que la policía te pille intentando abrir uno que no es el tuyo. Los alarmantes niveles de contaminación nos han llevado a la prohibición de aparcar en el centro los días en los que el aire está irrespirable. Yo por suerte lo uso más para ir hacia las afueras, pero cuando vuelvo a casa y veo la boina negra sobre el centro me dan escalofríos. Y para colmo, las navidades, que convierten esta ciudad en un caos mayor del habitual.
El problema es que el transporte público no es tan efectivo como podría desearse. Los autobuses pasan cada muchos minutos y cargados en modo lata de sardinas. El metro va a su bola, con retrasos, averías y problemas varios. Y por la noche ni os cuento. Los búhos o autobuses nocturnos tardan una media hora en pasar, no siempre pillan cerca y por supuesto la enorme cantidad de gente que va dentro es de todo menos recomendable. El metro cierra pronto, o al menos no lo bastante tarde como para salir a cenar y poder a volver a casa en él. Y los taxis, a parte de caros, no siempre son fáciles de encontrar. Total, que te ves obligado a llevar el coche y luego a tener que comértelo porque no hay manera de dejarlo en ningún sitio. A veces, ante la desesperación, terminas aparcando en cualquier sitio y luego lo que te comes es la multa. Una odisea todo.
La verdad es que me gustan las navidades, me gustan las comidas con mis amigos, las reuniones festivas y las celebraciones. Pero todos estos inconvenientes se me hacen cuesta arriba. Y eso que mi coche es una pelotilla pequeña y que yo suelo tener suerte... pero en esta época es un horror. Al final, desde hace unos años opté por meterlo en párking. Te evitas el riesgo de la multa y no permites que el estrés de dar vueltas te empañe una noche de diversión y acabe con tu buen rollo. El problema es que hasta esa opción hay veces que se complica, porque están todos llenos y vuelves a la idea de comerte tu coche así, sin guarnición ni nada.

Lo bueno es que ahora han creado Parking Kong, que sirve para reservar la plaza de párking con antelación. Me parece esa típica idea genial que cuando la ves piensas “pero esto por qué no se me ha ocurrido a mí antes, si lo he tenido delante de la narices toda la vida”. Dentro de poco van a sacar una app para el móvil y yo estoy deseando tenerla porque me parece la solución al asunto engullimiento de motor y piezas tóxicas. De momento tienen página web y ya se puede reservar la plaza en tres sencillos pasos que te hacen los problemas de salir por la noche o de ir al centro en horas críticas mucho más llevadero.  

2 comentarios:

  1. Aqui en mi aldea no tenemos esos problemas.
    Vente a vivir acá.

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  2. Te diré que he estado en Madrid tres veces y acostumbrada a Valencia, que es bastante más pequeña, me resulta imposible el tráfico allí. Y sois MU AGRESIVOS AR VOLANTE COÑE, jajaja, que vais en plan, aquí estoy yo y acojonáis. Bromas a parte, la verdad es que aquí en Valencia tenemos una red de transporte público cojonuda y es fácil ir a todas partes, mi hermano que es taxista se lamenta profundamente de ello ;-)
    Me parece buena idea lo del parking, seguro será un acierto.
    Un besazo chata

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