El 2015 ha sido un año de esos que
cuando terminan no sabes muy bien si ha sido bueno, malo, regular,
sí, no o todo lo contrario. A ver, en líneas generales, pues bien.
No ha habido problemas serios de salud
en mi gente querida. Y mira, casi que con esto ya es suficiente, la
verdad.
Económicamente he estado tan mal como
siempre peeeeero parece que ahora algo mejora la historia con mis 200
eurillos por tratar a la preadolescente y algún extra que voy
arañando de aquí y de allá. Y en amores no me puedo quejar porque
he tenido más de lo que merezco. El Niño Chico ha ocupado casi todo
el año con esa paz y esa dulzura que él sabía extender por la
casa. Esa forma suya de saber llevarme, de saber tratarme, de saber
escuchar y estar ahí. Esa forma suya de ser casi perfecto. Y le
quiero, así en presente. Porque amarle ha sido lo mejor que he hecho
en años, él me ha enseñado y demostrado muchas cosas y me ha
querido más de lo probablemente merezco. Ha sido una historia
maravillosa que llevaré conmigo siempre. Y se terminó porque tenía
que ser así, porque un final feliz no siempre son matrimonio e
hijos. A veces es esto, que cada uno siga su camino llevando un
pedacito del otro en el corazón.
Luego llegó lo del Ross, que es más
complicado de lo que puedo explicar en un resumen del año. Que me
hace feliz, pero es difícil a veces. Igual un día me pongo y lo
escribo para los masocas que quieran leerlo, pero not today.
El año ha tenido cosas súper
maravillosas como el viaje a Cracovia, que fue una experiencia
enriquecedora, bellísima y muy profunda. Hasta ahora, el mejor viaje
que he hecho en mi vida. Todo salió bien, el clima, la gente, los
sitios, el apartamento, las excursiones, el día en Auschwitz, las
carreteras, la siempre estupenda compañía del Niño... Sólo hay
una palabra: perfecto.
Y también ha tenido sus cosas malas.
La muerte trágica, abrupta y jodida de un amigo de la infancia me
tocó muy dentro, muy hondo, me dió muy de bruces con todos mis
miedos, mis fantasmas, mis dolores, mis peores pesadillas. Y desde
que el murió el 17 de julio, algo se me rompió por dentro y ya
ningún día volvió a ser verano.
Agosto fue una pesadilla por muchas
razones: agobios, ansiedad, constantes sangrados y problemas
hormonales que me dejaron en los huesos... qué jodido mes de mierda
más largo y más feo.
Sólo los días en la playa con mis
amigos en octubre fueron capaces de cambiarme la cara y de hacerme
sonreír. Que luego noviembre y diciembre me están mustiando otra
vez por razones que no vienen al caso, pero sé que esto se me pasará
y volverán las oscuras golondrinas y tal.
La verdad es que afronto el 2016 con
cierto optimismo. Se casa Bombita, y eso mola. Reichel va a ser mamá,
y eso mola. Otros amigos tienen planes chachis y eso mola. Y yo no
tengo una mierda, pero bueno, sé seguir hacia delante esperando que
las cosas molonas lleguen, porque llegan, que lo sé yo. Y llegan
para vosotros también, estoy segura. Así os lo deseo de verdad, de
corazón. Como siempre, como cada año, sólo pido salud para que
salgamos airosos de las trabas que pone la vida y que derrochemos
sonrisas, que de esas siempre se puede regalar una y salen gratis.
Resumiendo...
¡¡¡FELIZ 2016 A TODOS!!!
Para ti
ResponderEliminarUN PROSPERO Y FELIZ AÑO NUEVO
Besos
El 2016 va a ser un año maravilloso y estupendo. Es número par, como me gusta a mí, y después de este año, que como tu bien dices, no es ni regular, ni bueno ni malo...ha ser sorprendente si o si.
ResponderEliminarLa Estupenda
Kiss
feliz año Naar, recuerda que molas mazo
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