Claro que te extraño. Claro que hay días que respirar sin ti es un suplicio. Claro que hay veces que me sumo en tu vacío y creo que no saldré nunca más. Claro.
Pero me lo prometí a mí misma. Me prometí que te echaría de mi vida y de mi corazón, aunque fuera a patadas. Lo de la vida lo he cumplido. Lo del corazón, estoy en ello, a patada limpia conmigo misma.
A veces es duro. Hay días que tengo que repetirme que ya no estás, que no volverás, que para mí, no existes más que apenas en el recuerdo. Y me esfuerzo en ignorar ese latir que tiene mi pecho para decirme que eres tú y no otro. Que nadie llenará nunca tu espacio, que eres tú. Tú y sólo tú. Que pase lo que pase, los años, el tiempo, el espacio y los otros hombres, seguirás siendo tú. Que para mi corazón siempre serás sólo tú.
Pero no. No, me repito una y otra vez. Ya no más. Nunca, nunca más.
Y me digo aquello de que levantaré mi copa y brindaré por tu muerte, por tu muerte para que mi vida siga adelante. Por tu muerte, para que sea el único motivo para no seguir queriendo que vuelvas. Por tu muerte y tu descanso eterno, para celebrar tu olvido de taberna en taberna, de brazo en brazo, de beso sin sabor en beso sin sabor.
Viviré sin ti, claro. Aunque la vida nunca sea la misma. Yo, la que no te necesita, la que es demasiado independiente, demasiado valiente, demasiado poco vulnerable. La que si no lo es, se lo calla. Yo, la indómita, la que camina, la que no mira atrás.
Y te echaré de menos cada segundo de mi vida sin ti. Cada vez que suspire, el aire que me falte serás tú. Sabré siempre que el amor de mi vida eres tú. Que en todo lo que haga, faltarás tú. Que de todo lo que sienta, tú te llevarás un pedazo. Pasará el tiempo y yo te querré, vivo o muerto. Te querré en contra de mi voluntad, en contra de lo que diga, en contra de lo que haga. Te querré porque no puedo dejar de hacerlo. Pero tú no lo sabrás nunca. Y yo, no volveré a admitirlo.
Vaya Naar. En ciertos puntos me he visto reflejado. Ya sabes lo que me ha pasado no hace mucho tiempo. Yo también intento ser fuerte y hacer que las cosas no me afecten. Supongo que todos tenemos a alguien así en nuestros corazones y no hay manera de echarlo. Pero tampoco debemos dejar que eso nos condicione en el futuro. Quizá haya alguien aún mejor esperándonos, al menos debemos tener esa esperanza. Mi corazón también me duele y recuerda, y piensa, y añora y, claro, quiere, claro que quiere y un trocito seguirá queriendo. Por suerte no somos robots.
ResponderEliminarNaar, me ha gustado mucho tu entrada. Me has hecho recordar, me has hecho pensar y me has hecho disfrutar como siempre. Quizá esté demasiado sensible últimamente o quizá hoy has conseguido que aflore en mí algo que estaba dormido.
Querida Naar,¿porque tanto sufrir,porque tanto luchar?,quizá sea mas fácil rendirte ante la evidencia y abrir las puertas a ese amor que tanto deseas y tanto añoras.En el amor algunas veces hay que perder el orgullo y ganar la felicidad.Un beso
ResponderEliminarEs inevitable, creo, que haya personas que consigan marcar nuestras vidas de manera imborrable. Supongo que es cuestión de aprender a vivir con ello y no dejar que te sobrepase. Las cicatrices permanecen pero duelen cada vez un poquito menos.
ResponderEliminarUn beso
P.D Cuánto tiempo sin leerte, se me acumula el trabajo :)