En este blog he hecho pocos, pero me gustan los memes. Así que robo este de por ahí y me lo quedo. E invito a todo el mundo a hacer lo propio.
Lo último que has comido
Unos dulces. Soy golosilla en general, pero hay días en los que vendería mi alma a cambio de chocolate. Así que acabo de zamparme unos bizcochitos con una chocolatina y unas galletas de frambuesa y chocolate negro.
La última ropa que te has puesto
La pequeña parte pudorosa que me queda, me invita a no decirlo. Pero la ignoro. Después de ducharme, una camiseta de tirantes desgastada para cenar e irme a dormir. Glamour a tope.
Lo último que te has comprado
¿Comida? ¿El pan? Ni idea. Como algo un poco mejor, un vestido de Mango. Y no es comprado exactamente. Le regalaron a mi abuela un foulard de esa marca horroroso. Y como ella no lo quería y la ropa de esa tienda no le vale, me lo dió y me dijo, que lo cambiara y con ese dinero, cogiera lo que quisiera. Y encontré este vestido, del que me enamoré tanto, que puse 10 eurillos extra y me lo traje a casa.
Tu último beso y/o abrazo
A Ron, le doy besitos todos los días. Él a cambio me lame con su áspera lengüecilla y me da cabezazos. En cuanto a otro tipo de besos o abrazos, no me acuerdo. Supongo que fue a A, pero hace meses ya de aquello.
El último “te quiero” que has o te han dicho
Pues a parte de a mi madre y a Ron… creo que fue a mi amigo-gurú Seis, que en persona se lo digo casi siempre y por mail hace unos días me dijo: “te quiero. Lo sabes, pero a veces está bien decirlo” y yo le contesté textualmente: “…y yo también te quiero. Si no te quisiera a ti, ya si que me preguntaría si sigo viva o he muerto del todo.”
La última vez que te has reído
Pues siempre se he sido bastante risueña, pero es que encima, me río mucho últimamente. Esta noche mismo, con una chorrada que ha dicho mi padre y de la que ahora mismo no me acuerdo. Y esta mañana, jugando con Roncete en la cama.
La última vez que has llorado
Ayer por la tarde, de dolor de ovarios.
La última vez que te has enfadado.
¿Enfadarse? ¿qué es eso? Desde que vivo sola me enfado menos. No tengo nadie con quien hacerlo. A veces me mosqueo, obviamente, pero se me pasa, porque me voy a mi casa y me calmo yo solita.
La última vez que has pasado vergüenza.
Pues como hace mucho que no compro condones y que no salgo a tender en sujetador, no lo sé. No soy muy de avergonzarme. Aunque sí soy propensa a la vergüenza ajena. Cuando no salgo por las mañanas y ya he terminado de limpiar y demás, pongo la tele y al final nunca resisto la tentación de pinchar telecirco y ver “chulos, putones y viceversa”. Pero a los cinco minutos estoy totalmente acalorada, roja como un tomate y mirando al suelo, murmurando “diosmíoquéhorror, diosmíoquéhorror…”. Así que lo quito. Y al rato vuelve mi lado masoquista y vuelve a ponerlo, me vuelvo a avergonzar, lo vuelvo a quitar… y así hasta que me levanto y me voy a hacer la comida o cualquier cosa que me aleje definitivamente de la bazofia humana. Y paso vergüenza de verdad, lo juro, aunque sea ajena.
La última película que has visto.
Bueno, entre que no voy al cine y que soy perezosa para las descargas, últimamente no veo muchas pelis nuevas. Además soy muy fan del cine clásico, de películas antiguas, del blanco y negro, de cosas raras. El sábado por la noche, en casa de mis padres vimos “Alguien voló sobre el nido del cuco”, en la sexta 3. Me encanta esa cadena. Y la peli, pues no está mal, pero estábamos cenando y hablando a la vez así que no le presté toda la atención que me gusta prestar a las pelis. Ver en plan de sentarme a comer palomitas, “Volver” de Almodóvar, y me encantó.
La última fiesta en la que has estado.
La boda de mi amiga del sur. Aunque sería muy generoso llamar “fiesta” a eso. Y no es que me lo pasara demasiado bien que digamos. Pero es que no me acuerdo de ninguna anterior. Jo, qué triste.
La última vez que has bailado.
En público, de nuevo en la boda de mi amiga. Pero casi a diario bailo por mi casa mientras limpio, o cuando me visto, o cuando cocino…
La última vez que te has emborrachado.
Nunca jamás me he emborrachado. Ni he tomado una copa. Abstemia, abstemia, abstemia…
El último libro que has leído.
La verdad de los secretos, de Sharon Shinn. No está mal. Es un cuento que trata del paso de la niñez a la adolescencia y la juventud, sobre la importancia de la verdad y de los silencios. Y sobre todo tiene un punto de fantasía muy agradable y la historia y los personajes irradian mucha dulzura.
La última persona con la que has hablado.
Mi madre. Me ha llamado por teléfono a ver si sobrevivía a los envites mis propios ovarios y la acompañaba esta tarde a comprar.
El último mensaje que has recibido.
El de chicososo que conté en el post anterior.
El último sueño que has tenido.
Hoy en la siesta uno muy raro. Estaba yo de viaje y paraba en una casa que resultaba ser de los padres de Ross. Y estaba con ellos tan tranquila cuando llegaba toda la familia del desequilibrado. Muy chungo el asunto. Mejor no analizarlo en plan Freud.
Vaya, vaya, casi nunca te leo directamente en blog, sino directamente en google reader, que debe estar perezoso últimamente y me ha puesto hoy toooooodas tus actualizaciones de las últimas semanas. Menudo atracón de ti me he metido entre pecho y espalda, jeje.
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