Ayer me dijo Anita que le había propuesto a su churri que se instalara en su casa. Me dejó de piedra, porque ella llevaba años viviendo sola y no es muy de comprometerse que digamos. Además lleva poco tiempo con el chico, por lo que me ha dicho “pensarás que es precipitado, pero es que quiero hacerlo”. Y oye, yo que me alegro. Que una vez superado el susto, me parece genial y quiero que sea feliz.
También el sábado por la noche estuvo aquí Pa, y como de costumbre, divagamos hasta el amanecer. Ella me decía que hubo un chico (con el que las cosas no salieron bien por razones que no vienen al caso) por el que lo hubiera dejado todo a la primera de cambio. Con el que sentía cosas maravillosas y con el que hubiera ido al fin del mundo si él se lo hubiera pedido.
Y yo digo ¿es que mi barrio no está en la ruta de cupido? ¿O es que el amor llamó a mi puerta y no le abrí pensando que era el cartero comercial?
El caso es que a veces me pregunto si yo me he enamorado de verdad alguna vez. Y me temo que esa es de las preguntas que se autorresponden sólo por ser hechas. Es como si te preguntas si alguna vez has tenido un orgasmo. No lo has tenido, seguro. Si hubieras tenido uno, lo sabrías. Fijo.
Y yo he querido ¿eh? Que una es bruta, pero no insensible. He querido mucho. Y a mucha gente. Por que parece que querer es gratis. Que luego te das cuenta: gratis, los cojones. Pero bueno, yo venga a querer. Porque enamorarse no lo sé, hay quien dice que sólo se puede una vez, pero querer, se puede querer muchas veces. Y mucho. Muchas veces mucho.
En fin. No es que me importe en exceso. Pero me da penilla de mí misma. La única vez en mi vida que he sentido algo lo bastante fuerte como para creer que podía ser amor, era tan inmadura que cometí una estupidez tras otra hasta que le perdí. Y a veces creo que igual, si hubiera sido amor, amor, amor del de verdad, no habría hecho tanta imbecilidad, por muy inmadura que fuera. Pero me temo que nunca lo sabré. La interrogación planeará sobre el Ross toda mi vida.
Por otro lado, a veces siento así como un gusanillo interior que me dice que quizás lo mejor esté por llegar. Que puede que algún día el amor llegue a mi vida y por fin entienda las canciones románticas, por fin me guste Titanic o Ghost y por fin sea una mujer tierna y entregada. Por fin crea que no me estoy precipitando por irme a vivir con mi chico, o que si él me dice ven yo lo deje todo. Quizás algún día, por fin sepa lo que es el amor de un hombre y no de un gato.
Yo creo que enamorarnos nos hace confiar en alguien en todos los aspectos, por ejemplo para lanzarse a vivir juntos, sin dejar de ser nosotros mismos. Es decir, que se puede estar superenamoradísima y seguir sin gustarte Sergio Dalma y horrorizarte la idea de que te entregue un anillo rodilla en suelo. Respecto a lo de si el amor de tu vida pasó ya o no pasó... siempre he pensado que si un amor no se queda es porque hay alguien por llegar mejor para el puesto.
ResponderEliminarEs todo muy complicado... Yo creo que el Ross fue el amor de tu momento, igual que en otros momentos ha habido otros amores. Que no le quita fuerza a lo que has sentido por Ross, que posiblemente seguirá siendo un gran amor, pero no sabes si cualquier día, en cualquier esquina, aparece de repente lo más grande de tu vida. (Ya sabes mi historia, de repente mi vida cambió de blanco a negro, qué más da si luego se queda en gris o no...)
ResponderEliminarEn fin, que se puede ser feliz con grandes amores, sea uno solo o sean varios, y también se puede ser feliz amando a un gato.
Te quiero, niña.
Casi todos los días nos enamoramos de algo o de alguien. Quizá sea el modo de irnos haciendo felices poco a poco.
ResponderEliminarBueno, ya me he puesto al día ;).
ResponderEliminarEsto del amor es algo muy raro... fíjate que a mí me encontró con 15 añitos y todavía no me ha soltado. ¿En qué estaría pensando? No he tenido oportunidad de ir a ligar, de disfrutar de los tonteos con los chicos, de conocer íntimamente a otros hombres... No me quejo, pero, ¿tenía que venir Cupido tan pronto?
Como dice CMQ, en cualquier esquina puede aparecer de pronto, así que ¡sal a la calle a pasear!
uh, metafísica pura (i´m lovin it). Yo menamoro-desenamoro constantemente, y los últimos tropecientos años, del mismo tipejo larguirucho con ojos de dragón buenazo ayquetecomo (¿ves? hoy toca que sí. o no. así vamos).
ResponderEliminarEl ex de una amiga me dijo, cuando la dejó, que antes de tomar la decisión se fijó en nosotros, que él quería tener algo así, sólido, pero no pesado. Me hizo pensar.
No sé, beibi, vamos cambiando con los años... y la forma de enamorarse cambia también, creo yo.
El amor nos hace estúpidos y nos hace hacer cosas estúpidas, si no no sería amor. Lo bueno (o lo malo, según se mire) es que no nos damos cuenta de que son estupideces. Lo hacemos de modo natural, pensamos que es lo que hay que hacer y punto, sin darle más vueltas. Es decir, dejamos de pensar y simplemente sentimos. Esa es la maravilla del amor. A la vez esa es la gran crueldad del amor.
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