jueves, 1 de septiembre de 2011

Anita, mi amor femenino

Soy una mujer un tanto… peculiar. Sí, eso. Llamémosle “peculiar”. El caso es que siempre me ha costado tener amigas. Por eso valoro tanto a las que tengo.
Y una de las que más me gusta es Anita. Advertí en el post anterior que le iba a sacar los colores y al menos voy a intentarlo. Que con ella no es sencillo.
Conocí a Ana cuando éramos compañeras de trabajo. Y desde la primera vez que la vi, me gustó. Parecía seria, hablaba bajito y tenía unos ojos súper azules difíciles de interpretar. Pero me gustaba. Porque a mí me pareció preciosa. Y me dio esa sensación que me da a veces alguna gente de que no es lo que parece. Me gusta esa gente. Me gusta quien no es lo que parece a simple vista. Me gusta, porque yo también soy así. Y siempre tengo la esperanza de que alguien intuya eso en mí y me dé una oportunidad de mostrarme tal cual.
El caso es que cuando llevaba apenas unos días trabajando, me dijo que me instalara no sé qué programa en el ordenador para poder hablar en las tediosas horas de oficina. Accedí. Y menudas risas mal disimuladas. Ella, Nuria (la novia de la última boda) y yo hablando todo el día de las majaderías que se nos ocurrían. Hablando de chicos, de libros, de ideas extrañas. De sexo. De absurdeces que nos pasaban. Así aprendimos a conocernos y a querernos, pantalla de ordenador por medio aunque sólo nos separaban un par de paredes de pladur.
Luego ella se fue de la empresa. Pero seguíamos hablando a diario. Y luego me fui yo. Pero no perdimos el contacto. Visité su casa. Ella vino a la mía cuando sólo vivía de alquiler. Luego conoció esta. Forjábamos una amistad a pesar de que ambas salíamos con desequilibrados que nos complicaban la vida de diversas maneras.
Luego ella echó de su vida al suyo y yo al mío. Y nos quedamos solitas, solteras, llenas de ideas raras y sin ser lo que parecemos. Por eso ya nos unimos irremediablemente. Y menos mal. Sin ti no hubiera salido adelante igual, nena.
Ana, dejando nuestra historia de lado, es fascinante por sí misma. Es guapa, inteligente, independiente, fuerte, segura de sí misma. Habla bajito, despacio, pero dice auténticas burradas que me matan de risa. Parece menuda, dulce y frágil. Pero no lo es. Tiene mucha más fuerza física y moral de la que nadie sospecharía. Y la dulzura la deja para las tartas que prepara.
Debo decir, que es la única mujer con la que he tenido un sueño erótico. Y era un trío estupendo, por cierto. Y aunque no es pelirroja, creo que es preciosa. La lástima es que ninguna de las dos tiene pene. Si no, la vida sería más sencilla. Pero bueno. Me conformo con hablar de sexo con ella. Es la única persona del mundo a quien le cuento ciertas cosas, a quien le confieso lo más oculto y retorcido, a quién no me da vergüenza decirle lo que realmente pienso o siento. Y es que Ana tiene una energía sexual maravillosa. Es capaz, de hablar de todo con una naturalidad que me fascina. Puede decirlo todo sin dudar, sin ponerse roja, sin titubear. Y eso tras la carita de niña buena, tras su melenita medio rubia y sus ojos azulísimos. Me veo en ella, también pareciendo buena y siendo una pervertida. Y me divierte hasta el extremo, lo que parecemos y lo que somos. Así pasa, cada vez que salimos, nos llevamos a los hombres de calle. Ella me convence para bailar. Yo me río y me dejo. Ella me provoca para hacer locuras. Yo me tiro de cabeza.
En fin, Anita, mi amor femenino, que eres única. Especial, maravillosa y fantástica. Y te quiero. Te quiero porque sacas todo lo que procuro ocultar de mí. Porque contigo no me siento una loca. Porque contigo no temo ser quien soy. Porque contigo me siento segura, me siento feliz, me siento libre. Me siento yo en ti. Por eso, y por todo lo que tú sabes, te quiero en mi vida. Te quiero cerca. Te quiero siempre a mi lado y yo al tuyo. Estemos solteras, encontremos churri o vivamos rodeadas de gatos. Porque te quiero. Te quiero, nena, aunque no tengas pene.

6 comentarios:

  1. Madre mía!, por dios!, yo no sabía que pudiera inspirar tantas cosas... ¿qué quieres que te diga?, sólo las personas especiales pueden ver y valorar lo que les rodea... muchas gracias por todo y sobre todo, por ser mi AMIGA. En fin: TE QUIERO NENA!

    Ana

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  2. Siento interferir entre las dos. Sólo es para deciros que os cuidéis mucho y que sois afortunadas de teneros la una a la otra.

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  3. Aysss! me ha encantado, todo, la historia, la forma de contarlo, lo divertido y lo tierno. Qué suerte teneros la una a la otra. Besos.

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  4. Ole, nena. OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOle. Ooooooooooole y ooooole. Sigue viviendo así.

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  5. No entiendo porque sigo leyendo estos contenidos para mayores de 18 :P!

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