Si es que pierdo el norte. Lo pierdo, lo pierdo. Pero el norte, el sur, y la brújula entera. Que soy una perdida. Que no tengo remedio. Y mira que me digo: “Naar, que tú eres muy de perderte, céntrate…” pero nada. Que se da el caso y no me encuentro ni los pies. Tonta que es una. Será por aquello de ser rubia y tener las tetas grandes. Yo qué sé.
Bueno, la razón de esta autobronca es por el toy-boy. Again. Que es que encima de lerda soy reincidente. Que veo la piedra y allá que voy obcecada perdida a tropezarme con ella.
El caso es que después de quedar con el nene la primera vez, superar la resaca tremenda y recuperarme del chute de endorfinas, empecé a pensar con claridad. ¿A mí esto que me aporta? Nada. Bueno, nada-nada, no. Frungimiento. Y del bueno. Con un niño jovencito y estupendo que es vida pura. Pero a parte del frungir, hay más cosas en la vida. Y siendo realistas, esto no me lleva a ningún sitio. No tenemos nada en común. Nos llevamos un puñado de años. No vamos a compartir nunca gustos, ni amigos, ni planes fuera de la cama, el sofá, la mesa, la pared… o sea, fuera de casa. Y sí, me río con él, me divierto mucho, pero con vistas a futuro, pues como que no me veo. Así que debería dejarlo correr. Ha sido una experiencia divertida que contar a mis gatos cuando sea vieja, pero poco más. Tampoco él me hace sentir nada más allá de la calentura.
Así que le transmití este monólogo mental a Anita, que siempre tiene respuestas. Y me dijo, “nena, haz lo que quieras, pero entiendo que busques alguien que te haga vibrar. Sin embargo, mientras te lo puedes ir frungiendo. Que luego ya te quiten los frungido. Pero tienes razón, sin buscar nada más en él, teniendo claro lo que es.” Y yo me dije, “claro, si es que Anita es muy sabia.” Así que las siguientes veces que hablé con él, le dí un poco de largas, no le hablé de quedar y me hacía la remolona para contestar a sus mensajes para no caer en la tentación de cogernos cariño a fuerza de roce. Como él está en fase de hacer el cafre con sus amigos y además trabaja y tal, no fue difícil darle esquinazo, la verdad. De tal modo, llegué a la conclusión de que la historia había acabado y chimpún.
Peeeeeeeero (siempre hay un pero que lo jode todo) el sábado estaba yo en casa por la noche remoloneando. Pensaba haber salido con Jime, pero entre unas cosas y otras, me quedé en el sofá haciendo el vago y abanicándome muerta de calor. Cuando de repente, el facebook me hace un ruidito raro: “hola señorita”. Mierda, el toy boy. Me pongo a hablar un poco con él y me dice que libra todo el finde del curro porque el domingo es su cumple. Ainsssssss, 23 tiernos añitos. Y que no tiene plan, que si me apetece que me venga a visitar porque tiene ganas de verme. Y yo entro en crisis. La casa está como si hubiera pasado un huracán. Mis piernas parecen las del yeti. Estoy en bragas viejas y camiseta cutre. Sin pintar, con los pelos a lo Janis Joplin porque ya he entrado en fase de pasar del secador. Todo un desastre. Así que le digo que sí, que se venga. Espera, ¿era eso lo que tenía que decir? Pero ya es tarde. Me dice que va a ver a nosequién y viene. Así que a toda leche, me pongo a barrer, recojo un poco la ropa que hay esturreada por todas partes, me depilo cutremente las piernas y me pongo un conjunto mono. Hum. Yo juraría que tenía otro plan al respecto. Pero no hay tiempo de pensarlo, tengo que recoger el baño y quitarme este roal de pelos que no había visto antes.
Total, que lo monté súper bien y cuando llegó, estaba elegante a la par que natural tumbada en mi sofá, en mi salón recogido, con mis piernas suaves, la cara aparentemente lavada (y una mierrrrrrda voy a recibir a un niño de veintipocos con la cara lavada, ja!! Las BB cream esas, que hacen milagros), con mi conjuntito mono y una oportuna trenza ladeada en mi largo pelo. Bueno, igual muy natural no era, pero cuando tratas de aparentar un porrón de años menos para no parecer la abuela de tu chico, la naturalidad no es buena idea.
Y bueno, el niño llegó, con esa voz tan bonita que tiene, que me habla y me atolondra, con ese olor a colonia perenne que lleva y me obnubila, con una camiseta negra y esa sonrisa de macarrilla que me vuelve loca. Y entró, me agarró por la cintura y me dijo “hola preciosa” y me dio un beso de esos que dejan sin aire. De esos que te quitan siete años e golpe. De esos que me hacen perder el norte.
En fin, que me lo comí a besos hasta el amanecer, me reí mucho y me sentí como si estuviera “mazo de buena”, como él me dice. Que igual soy una asaltacunas, pero me mola serlo. Total, que como dice Anita, que es más sabia que todas las cosas, que me quiten lo frungido. Cuando se me pase el subidón, volveré a pensar que esto no va a ningún lado y pasaré de él. Hasta que me pille otra noche tonta y vuelva a ignorar mi propio plan. Y es que me encantan las normas y los planes por el gusto que da saltárselos a la torera. ¡Es tan divertido!
P.D. Hombre perfecto del post anterior, si llegas tú, de verdad de la buena que no vuelvo a ver al toy boy. Pero comprende que entre que llegas y no…. algo hay que hacer. Aunque sea tirarse a una chumbera.
Pues yo estoy con Anita. Mientras tengas claro que no quieres o no puedes tener futuro con él, disfruta del presente mientras llega el del post del hombre ideal. Besos.
ResponderEliminarJajajajjaajaaj!! Cómo me río con tus anécdotas y ocurrencias... Me he partido con lo de las piernas como el yeti, en bragas y camiseta vieja, y pelos a lo Janis Joplin. A quién no le ha pasado eso alguna vez? Justo al nene le da por venir a verte cuando menos presentable estás... xD
ResponderEliminarPero oye, hay que ver el arte que tuviste para ponerte bien requetemona para la ocasión. ;)
Como ya te han dicho, entre que llega y no llega el hombre perfecto y encuentra sitio para aparcar, etc... A frungir con el toy-boy y que te quiten lo frungido.
Besos!!
Totalmente de acuerdo, mientras no aparece tu príncipe azul no vas a estar papando moscas. Biquiños!
ResponderEliminarmuy bien!!!!!!!!!!!! además ya son 23, a ver si también va en aumento por las partes bajas!!!!! jajajajajaja
ResponderEliminarNada nena, mientras llegue el príncipe azul (que se siga llevando primavera-verano este color...) vas practicando, a ver si se va a encontrar con las cuevas de altamira cerradas!!!!!
Un besote!!!!!!
Anita
Que lo de las "vistas al futuro" no funciona, nena, que el futuro no existeeee... qué te voy a contar. Hoy. Y mañana, hoy. Y pasado mañana, hoy. Ese es todo el futuro posible.
ResponderEliminarQue te quiten lo frungido, lo reído, el subidón de autoestima... que te lo quiten si tienen lo que hay que tener.
Pues a mí me parece muy buena excusa para depilarse las piernas. Así ya no tienes que hacerlo si llega de repente EL HOMBRE.
ResponderEliminarPues seré una frívola pero... qué problema hay. 23 añicos, con esa energía que se gastan a esa edad, esas hormonas que a esa edad los tienen más salidos que la esquina de una mesa, esos cuerpos jóvenes y fibrosos y suaves... Pasaoslo bien, disfrutad, reíd y follad mucho. Y vale, quizás no sea el amor de tu vida pero... no sobra tener gente maja cerca.
ResponderEliminarhe estado leyendo tu blog un buen rato, a mi me rompieron en mil pedazos el corazón y aún no he sido capaz de estar con otro, 2 años y medio sin frungir, como tu dices. Te admiro porque joder, tirarse a un tío de 22 años me parece una idea cojonuda...El mundo está muy mal repartido, yo ya he olvidado al gilipollas que me hundió y no consigo dejar de ser invisible para los tíos...
ResponderEliminaruno deja de ser invisible cuando deja de sentir que es así. Tú sal pisando fuerte, con la frente alta y convencida de que eres una tía de escándalo... no tardarán en hacerte proposiciones indecentes ;)
Eliminary si no, tampoco lo pienses mucho, cuanto más buscas, menos encuentras y son cosas que surgen. lo importante es que de verdad te hayas curado el corazoncito.
espero que tehaya gustado el blog y te quedes.
Tu amiga Anita es muy sabia, tu disfruta el momento ...
ResponderEliminar¿Todo el mundo tiene una amiga que da consejos llamada Anita? Yo la tenía... El caso es que lleva razón. A frungir se ha dicho!
ResponderEliminarPor cierto, ¿eres rubia?, te tenía por morena.
Un abrazo!
Mi amiga Anita es muy sabia... no sé si lo serán todas, yo es la primera amiga "Ana" que tengo.
EliminarY sí, rubia... no platino, obviamente, pero rubia natural. Y es curioso, no eres el primero del blog que me imagina morena. No sé por qué será.
para que esta la vida sino para vivirla , todos en cierta forma necesitamos ese toy boy que nos mantenga vivos , en forma y preparados por si llega lo que buscamos , divertirse, sentirse la reina del mundo es algo que no debemos dejar pasar.VIve !!!! y haz caso a Anita
ResponderEliminary ese toy boy..es qie no tiene sentimientos? se le puede dejar tirado en la cuneta como un juguete roto?...sois monstruos...
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