sábado, 27 de abril de 2013

Viajando en el tiempo


¿No os ha pasado a veces que estáis soñando algo y vosotros mismos os preguntáis si es un sueño o es real? ¿Y al revés? ¿Estar despiertos y conscientes y preguntaros si lo que está sucediendo será sólo un sueño absurdo?
Si la respuesta es no, quizás no entendáis nada de este post. Si todos respondéis que no, quizás necesito una camisa de fuerzas. Y no sé por qué, intuyo que si hubiera visto Matrix, quizás hasta podría explicarlo todo mejor. O hacer unos símiles chulos que te cagas. Pero no. Así que podéis ahorrároslos porque no los voy a entender. Y NO, no voy a ver Matrix, ya me la he dormido tres veces y cada vez más profundamente que la anterior. Es infumable. Y podéis tirarme piedras, me la pela.
El caso es que desde el accidente de Roncito y tal estoy un poco cansada. Eso, unido al comienzo de la alergia y a los dulces efectos de los antihistamínicos. Así que digamos que voy un poco en mi propio globo y me entero de las cosas un poco a medias. Porque niños, las drogas son malas. Pero sus efectos inmediatos son cojonudos.
El caso es que ayer me levanté un poco aturdida y confusa. Había tenido unos sueños raros y dormir de nuevo en la cama tras una semana en el sofá me tiene un poco desorientada. Pero hice como si nada y seguí con mi rutina: desayuno de Ron, desayuno de mami de Ron, llamar a mamá de la mami de Ron, vestirme y salir a la calle.
Cuando salí, vestida con unos vaqueros, una camiseta, un jersey, un pañuelo al cuello y una chaqueta y miré al cielo, me dije “joder, parece noviembre en vez de finales de abril”. Y seguí caminando calle abajo. Entonces me crucé con una madre y sus dos hijos que salían del cole. Uno de ellos le dijo al otro “… ¿y te sabes esta? Mira, campana sobre campa-aaa-ana y sobre campana uuu-una…”
Demonios. Igual es noviembre de verdad. Igual lo he soñado todo y no han pasado aún las navidades, ni la operación de mi yaya ni nada. Igual he retrocedido en el tiempo. No, qué absurdo, no puede ser. Seguro que el niño ese está confundido. Así que seguí andando. Y me crucé con dos abuelos. Uno le dijo al otro “vaya tiempo que está haciendo este otoño, ¿eh?”. Mierda. ¿Ha dicho otoño? ¿Será una ironía? ¿ Estaré soñando? Igual he conseguido viajar en el tiempo de verdad  y puedo arreglar las cosas que he hecho mal. No, no seas estupida, Naar, sigue caminando, sigue como si nada, que son sólo casualidades.
Pero llegando a la panadería me crucé con un señor que llevaba una bolsa con un Papá Noel dibujado. Típica bolsa que te dan en las tiendas en el periodo navideño. Así que llegué a la conclusión de que era verdad. Había viajado en el tiempo. Había retrocedido cinco meses como si nada. Y me puse a pensar a toda prisa. Rápido, Naar, piensa. Tienes una segunda oportunidad… puedes arreglar todo lo que has liado en estos últimos meses. Rápido, qué hay que hacer. Primero, ojo con Ron y las ventanas. Vale. Más, más cosas Naar, corre, piensa. Es noviembre luego aún no te has liado con el Ross. No, espera, aún sales con el chaval de Sevilla. Vale, cuando llegue a casa le llamo y le dejo, total, me va a dejar él en un par de semanas y así nos ahorramos el berrinche y el mal trago. Más cosas, rápido. No preocuparse por lo de la yaya, va a salir bien. No agobiarse con la boda de Gordito, tengo unos zapatos que valen, no gastar dinero en otros. Y… y… espera, he dicho que aún no me he liado con el Ross. ¿Qué hago? ¿Vuelvo a liarme con él y a complicarme la vida o le doy una oportunidad al guapérrimo? Ay, dios, qué estresante es esto de viajar en el tiempo. ¡¡NO, espera!! Mejor, mucho mejor. ¿Qué coño de número tocó el gordo de la lotería? ¡¡Compra, Naar, compra!! ¿Pero qué número era? Ay, señor, que no recuerdo ni la terminación. Así no me voy a hacer rica en la vida. Ni viajando en el tiempo haces negocio, so pava. Piensa, Naar, piensa… compras la lotería y te vas a vivir al Caribe. Y que le pelen al Ross y al mundo.
Compré el pan tan contenta. Como consiguiera recordar el número de la lotería me iba a forrar. Y le iban a dar mucho por culo a todo. Ja. A la mierda el Ross, el guapérrimo y la puñetera madre de todos. ¡Iba a ser rica!
Me fui a casa de mi madre con mi pan debajo del brazo mientras el viento de noviembre me pegaba en la cara. Y es curioso esto del cambio climático, porque los árboles estaban empezando a tener unos brotes verdes como anuncio de futuras hojas. Entonces caí en la cuenta. Yo me había despertado en noviembre, pero el tiempo se estaba acelerando rápidamente. Iba sufriendo una aceleración constante que pronto me iba a traer al presente en el mejor de los casos. O al futuro de la señora de la lejía en el peor.
Aceleré el paso. No fuera a ser que llegara a casa de mi madre y me abriera una anciana. Mientras subía las escaleras, me llegó un wasap de Flumi. “Preciosa, ¿te animas a celebrar tu cumple el sábado que viene conmigo?” ¿Veis? Lo dicho. Aceleración rápida del tiempo. Ya estaba casi en el presente, obviamente. Si Flumi quería celebrar mi cumple es que era… ¿finales de marzo, principios de abril? Mierda, ya no había tiempo para comprar lotería. Espera, aún tenía 29 años. Eso es una maravillosa noticia. Igual se detenía el tiempo en ese momento y no me llevaba el sofoco anual del día gafe del año conocido como el aniversario de mi nacimiento. Igual me ahorraba ir a la boda del Gordo. Igual no llegaba a cumplir los 30. Era casi como lo de la lotería.
Subí tan contenta a casa de mi madre.

-         Mamá, adivina qué me ha pasado hoy.
-         ¿Hoy? ¿qué día es hoy?

Mierda. Qué te juegas a que no he viajado en el tiempo y sólo es una deficiencia neurológica familiar que nos impide saber en qué día vivimos.

-         Pues… pues… no sé qué día es pero escucha, me ha dicho Flumi que si celebro mi cumple con él la semana que viene, luego eso significa que…
-         Que para tus amigos cualquier excusa es buena para montar juerga. ¿a qué viene tu cumpleaños un mes después?

Mierda de nuevo. Ya sé a qué viene. A que Flumi cumple los años justo un mes después de mí. Y antes de la boda del Gordito y del disgusto de mi cumple, me dijo como un millón de veces que lo celebrásemos juntos en mayo y punto. Que poníamos los dos algo de dinero y nos tomábamos unas cañas en Casapaco.

Resumiendo, el niño era tonto o hacía cosas inexplicables de esas que hacen la mayor parte de los niños y que a mí me funden los plomos. El abuelo bromeaba con el mal tiempo. El señor de la bolsa del papá Noel era un rácano que usaba las bolsas hasta que se caen a cachos y aún estaba amortizando una de unas navidades pasadas, posiblemente las de 1998. Los brotes de los árboles no se deben al cambio climático y simplemente es que ha hecho frío y van un poco retrasados.
Odio las explicaciones racionales. Son un rollo repollo. Lo único bueno es que no he perdido la oportunidad de hacerme rica por no recordar el número premiado de la lotería. Lo malo es que el estúpido tiempo sólo avanza hacia delante y sí tengo 30 años, sí me lié con el Ross y Ron aún lleva las patitas vendadas aunque ya esté como siempre.
Mierda. Mierda y mil veces mierda. 

11 comentarios:

  1. jajajaja, me ha hecho mucha gracia porque me acorde de la vez que me volví invisible, jajajajaja.

    ResponderEliminar
  2. Definitivamente estás fatal de la cabeza!! A mí las paranoias que me dan son con los dejavus, pero pensar que has vuelto atrás en el tiempo... ¿seguro que te estás tomando la medicación adecuada?
    Tomate

    ResponderEliminar
  3. Pedazo de entrada Naar!!! y sin quererlo te acabas de psicoanalizar y con ello te has dado cuenta de que la mayoría de las veces nos preocuparnos antes de tiempo y no solo eso, te has dado cuenta de que si tuvieras millones en el bolsillo mandarías a todos a tomar viento, incluido al Ross. Y digo yo... ¿es necesario ser millonaria para eso?..
    P.D: yo tengo una extraña predilección por las películas de ciencia ficción, pero en mí es algo normal, me gusta vivir siempre en otros mundos; me he visto Matrix como unas veinte veces y cada vez me mola más... :S
    Besotes!!

    ResponderEliminar
  4. Jajajajajaja si es que eres única! Lo que no te pase a tí, no le pasa a nadie... dí que sí, yo también hubiese pensado en la terminación de la lotería!

    Por cierto, estos días he estado un poco "plof" y no te he dicho nada, pero siento lo de Ron, y espero que se esté mejorando :) Y también espero que tú te vengas arriba, que la alergia mejore y que tu ánimo vaya "in crescendo". Un beso, preciosa!

    ResponderEliminar
  5. Jajajaja ya dudaba y todo deje viajaras en el tiempo. Que lío!! Me alegro que ron este mejor ! Besitos a sus patitas!

    ResponderEliminar
  6. Jajaja. A ver si un día de estos me dices qué antihistamínicos compras, que yo también quiero flipar... Besotes, guapa!!!

    P.S. También detesto Matrix.

    ResponderEliminar
  7. Al final todo tiene una explicación, y casi mejor eh? Biquiños!

    ResponderEliminar
  8. tiaaaaaaaaa te pasa lo mismo que a mi!!!!!!!!!! no me lo puedo creer!!!!!!!!!!!!!!!!! jajajjajajjja... me mola tu rollo!!

    ResponderEliminar
  9. Yo te juro que no quiero asustaros a las que os pasa pero vais camino de necesitar una camisa de fuerza!! jajajaja a mi me pasa que mientras estoy soñando sé que es un sueño, aunque a veces sí he pensado que era real. Pero... ¿AL REVÉS? La verdad es que en este caso has sido un imán para las coincidencias y el mundo se puso de acuerdo para hacerte creer que habías viajado en el tiempo, pero, sinceramente... ¡menudo chasco después! jajaja

    Besos:)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. PD. Yo tampoco he visto Matrix. Ni si quiera lo he intentado. Sólo he visto por casualidad la escena esa en la que hace el puente a cámara lenta...

      Eliminar
  10. Bueno, con la loteria no te iría bien, pero que me dices de vidente? te pones a contarle lo que va a pasar a los que hay cerca de ti y les sacas la pasta!
    Pimiento

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!