El escribir y el rascar es hasta empezar… o algo de eso, yo
qué sé.
Hoy me he enfadado mucho. Y eso que últimamente esto de un
humor bastante bueno para lo que soy yo. Pero coño, me cabrea que me traten mal
sin razón.
El asunto es que he ido al banco a hacer un ingreso. Como llevaba
toda la mañana en el despacho haciendo cosas, he ido tarde, cuando estaban
cerca de la hora del cierre. Pero vamos a ver, ya quisiéramos casi todos tener los
horarios de los bancos, que trabajan de 9 a 14:30 y sólo los jueves por las tardes. Que
no es la muerte, vamos. Y que me la pela que estés deseando irte a casa o que
lleves todo el día actualizando la cartilla a las viejas. Eso no es mi culpa.
Yo he entrado tan tranquila. “Hola buenos días”. No he
obtenido respuesta y a pesar de que no había nadie, pero nadie, me han hecho
esperar un rato. Al fin le digo que quiero hacer un ingreso, le paso el papel
con los datos, el número de cuenta y tal. Todo masticadito. El tipo se pone a teclear
con desgana.
-
Es importante que en el asunto me ponga el número de…
-
Ya lo sé, ya lo he visto. – me gruñe.
Pues vale, tío borde. Así que me quedo callada al otro lado
del cristal blindado, esperando pacientemente. El ingreso eran 12,99 €. Y le he
dado un billete de 20. No es tan complicado echar la cuenta, ¿no? Pues el tipo
me da un céntimo y un billete de cinco de los nuevecitos, eso sí. Y se queda
tan ancho. Mirándome con cara de qué
haces ahí esperando.
-
Perdona, pero me falta…
-
¿QUÉ? ¿qué te falta? – me grita.
-
Me faltan dos euros.
-
¿Qué? – me dice todo sulfurado. – A ti no te falta
nada, ya te he dado el billete de cinco.
-
Ya, pero son 12 con 99 y por lo tanto me faltan…
-
¡¡Que no te falta nada!! – me interrumpe. – ¡¡Ya te he
dado hasta el céntimo!!
Omitamos que el céntimo es mío y no es que me hayas dado “hasta”
ese céntimo de mi propiedad. Es que me sigues debiendo dos euros, yo te estoy
hablando bien y tú me estás gritando sin dejarme ni acabar las frases.
-
A ver, - digo de nuevo. – Si son 12 con 99 y me has
dado el céntimo van 13, y luego me has dado cinco, luego aún falta…
-
Que no te falta nada, niña, aprende a contar.
Ahí ya se me ha acabado la paciencia, la buena educación y
el tono suave que estaba usando. Porque yo no soy una niña, tengo 30 años y tú
no me conoces de nada como para cogerte confianzas. Y porque yo, al contrario
que otros, sí sé contar. Así que he cogido el papel de recibo que me había
pasado por la rendija y lo he estampado contra el cristal para que lo viera
bien clarito.
-
Venga, vamos a aprender a contar. – podéis imaginar mi
tono. – Que al parecer el que no sabes eres tú y eso que trabajas en un banco.
El tipo ha comprendido al fin su error y me ha tirado los
dos euros por debajo del cristal. Ha gruñido algo que se asemejaba remotamente
a una disculpa y me he ido bastante cabreada. Y es que entiendo que todos
estamos jodidos, que el mundo va mal, que el trabajo putea, que estar de cara
al público es un coñazo… lo que tú quieras. Pero a lo mejor yo también tengo un
día de mierda y no he entrado de malas formas. Que estoy hasta las narices de
que me sometan a la humillación de pasar por la puerta con detector de metales
que me hace medio despelotarme no vaya a ser una ladrona de bancos. Que estoy
harta de que me cobren por todo encima de que les dejo mi dinero. Que estoy
harta de que encima me traten con desprecio. Que estoy harta de que encima se
permita alguien el lujo de decirme “que aprenda a contar” cuando lo único que
estoy haciendo es pedir que me de mi vuelta bien.
Y no voy a entrar en demagogias, ni en populismos de si son
los culpables de la crisis y todo eso. Pero coño, vale ya. Que manda huevos el
asunto.
Qué poca vergüenza. Yo no volvería más por allí más que para cerrar las cuentas que tuviera y darle con la mano abierta al tipo ese si se pusiera a tiro.
ResponderEliminarYo ahí no tengo cuenta ni nada. El problema es que al trabajar en una gestoría te las tienes que ver con todos los bancos porque los clientes trabajan con la que les da la gana (cosa muy lícita por su parte) y luego te tienes que comer tú el marrón muchas veces de lidiar con ciertas entidades especialmente hostiles...
Eliminary si no llega a ser por el cristal blindado le estampo la hoja en la cara al tío memo.
A mí también me cabrea que me hablen mal sin motivo. Así tan gratuitamente. Son unos amargados que no pueden con su amargura e intentan pegársela a los demás. Hiciste bien tener más educación que él.
ResponderEliminarJajaja a ver si te animas a hacerte una tarjeta y una cuenta de paypal, yo ahora todo lo pago por allí y no tengo que ir al banco para casi nada, que dicho sea de paso que me pillo unos cabreos monumentales cada vez que acudo, como días antes de irme de viaje.
ResponderEliminarNo son maneras, la verdad, Por muy jodido que tengas el día, no es motivo para tomarla con los demás. Eso me pasaba a mi en Catalunya, y desde que vivo en Galicia las cosas han cambiado y mucho.
ResponderEliminarPara empezar no hay cristal y siempre te dan los buenos días, aunque llegues a 5 minutos del cierre :P
En fin, como digo siempre: ha de haber de todo en esta vida.
Besos
Tienes toda la razón enojarte, pues no les estás pidiendo nada extraordinario, solo que haga su trabajo. A mi también me molesta ese tipo de gente que te trata como si fueras a pedirle limosna o si fueras a interrumpirle cuando es su trabajo, la razón de que lo hayan contratado. Saludos.
ResponderEliminarEs para poner reclamación... No sé si lo habría hecho porque depende del día que me pille, pero lo habría puesto y tan contenta que me habría ido.
ResponderEliminarHay cosas que no son de recibo (es como yo lo califico) y ésas es una de ellas...
Patidifusa me dejas... ¿Cómo hay gente tan borde en este mundo? Los de mi sucursal, por suerte, son unos cieletes pero la verdad es que cada día alucino más con la cantidad de gente asquerosilla que anda pululando por ahí. Me alegro de que le hayas dejado en evidencia. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarAnte estas situaciones.. Algo de humor y paciencia. Es jodido y molesto, pero esas prsones tan toxicas nonse merecen ni que nos enfademos Por su culpa!
ResponderEliminarNo te lo he dicho nunca, te lo digo ahora; me encanta tu blog, tus relatos y como te muestras! Asi como tu foto de perfil.. Jajaja muy original todo!
No me he equivocado pocas veces yo, al devolver un cambio xDD... pero es tan simple como pedir perdón (por muy feo que tengas el día) y reírte de tu propia confusión. Que los del banco no se pasan tantas horas allí: en mi curro lo hubiera puesto ya, a este/esta, nueve horas vendiendo entradas y soportando a maleducados por doquier. A ver cuanto aguantaba... a la primera borderia, el jefe se lo come vivo.
ResponderEliminarQue malafollá tiene el tío, será borde el pánfilo!
ResponderEliminarni sabe contar ni sabe educación y ni sabe trabajar de cara al público, que si está cabreao pues que se pegue cabezazos contra la pared pero que no lo pague con un cliente y en este caso contigo... al menos lo pusiste en su sitio y quedó como idiota.
Besos!
Tomate
Menudo tiparraco!! Ahora, el ZAS en toda la boca que le metiste... EPIC! Me hubiera encantado verle el careto que se le debió de quedar. Jajajaja! Por imbécil!
ResponderEliminarY sí, ellos (bueno, el empleado de ventanilla no, digo los bancos en general), son bastante responsables de toda la mierda que estamos viviendo. Ellos se enriquecen siempre. Y si quiebran, se les rescata.
Y ellos se lucran con nuestro dinero. Así que nos tendrían que poner una alfombra roja y darnos un trato VIP cada es que pisamos una sucursal bancaria.
Y no tenernos malas formas como el capullo éste, o el coñazo ese de tener que dejar el bolso y todos tus efectos personales en el armario de la entrada como si fueras una peligrosa delincuente. Es que es algo que me jode mil! Vale que tengan medidas de seguridad, pero es un poco humillante a veces.
Espero que el próximo empleado que te atienda sea de los majos.
Besitos! ;)
Será asqueroso el tío! ¿Qué culpa tendrás tú de que haya tenido un día mierder? ¡Que no me entere yo de que te vuelve a hablar así, que me cojo un directo Almería-Madrid y le canto las cuarenta!
ResponderEliminarEa. Buenas noches, y un besito.
:)
Ufff, ufff y ufff. Eso me hace descargar a mí el mal carácter, y no me gusta, como cuando cobran recibos que les digo previamente que no cobran y se inventan mil excusas por su ineptitud, pero yo no puedo pedir todos los días en el trabajo para pasarme y solucionar sus meteduras de pata. Me fastidia la gente así, y ya me he puesto de mal humor y eso que no me ha pasado a mí. Lo bueno es que al final con un buen par de gritos descargas adrenalina ;) Biquiños!
ResponderEliminarEso que has descrito es un ejemplar de "homo bestius" bastante frecuente. Vago, maleducado y encima, chuleta. Una joyita. Te comprendo muy bien, es para que se te lleven los demonios. Besote.
ResponderEliminarME OFREZCO VOLUNTARIO CON MI EQUIPO DE RUGBY PARA ENSEÑAR A CONTAR PLACAJES A ESE "TIO" (POR LLAMARLO DE ALGUNA FORMA) ES MUY PARECIDO A CONTAR DINERO PERO ENSEÑA MAS RAPIDO. UN ABRAZO
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