En la vida antes o después te las ves cara a cara con la
policía. A veces es más o menos de buenas maneras. Y otras, la mayor parte, de maneras
un tanto regulares. Ayer mi madre y yo tuvimos que llamar a la policía porque
su vecina tiene alzheimer y agredió a la chica que la cuida. Como no es un tema
especialmente agradable y por suerte no pasó nada grave, os voy a contar mi
otro encuentro con la ley.
Yo no soy ni he sido nunca una persona demasiado
conflictiva. Al menos no en cosas para las que haya terminado interviniendo la
pasma. De hecho, cuando era adolescente me libré de una redada por los pelos. Fue
justo una época convulsa en la que se aumentó la edad para consumir alcohol de 16 a 18 años y se empezó a
batallar un poco contra el botellón. Porque sí, queridos, aquí la abuela
cebolleta ya hacía botellones de jovenzuela. El asunto es que estaban mis
queridos congéneres de instituto haciendo un botellón en la Casa de Campo de Madrid con 17
años. Por la noche. Muy bien todo. Y en estas que apareció la policía, lo que provocó que una
panda de púberes atolondrados, asustados y medio embriagados saliera corriendo
en estampida por la oscuridad mientras los polis les perseguían en moto. La cosa
se saldó con una chica estampada contra un pino, un chaval que cayó rodando por
un terraplén, unos cuantos un poco magullados y otros pocos llevados a sus
casas escoltados por los señores agentes muertos de risa. Por suerte o por
desgracia, yo estaba en mi casa porque estaba mala. En aquél momento me alegré.
Ahora daría lo que fuera por haber estado y tener esa maravillosa anécdota en
mi haber.
El caso es que mis encuentros con las fuerzas del orden se
han dado siendo ya adulta. La primera fue cuando vivía de alquiler en la casa
de los locos. Bien cierto es que mi estancia en esa casa fue una mezcla entre
desastrosa y divertida que hace que la recuerde con cariño. Allí vivimos mi ex
y yo durante un año y nunca tuvimos ni una semana tranquila. Los vecinos éramos
todos parejas jóvenes de alquiler y tuvimos miles de problemas porque el
edificio era nuevo y tenía luz de obra, el agua a veces salía y a veces no, y
el dueño de todo aquello era un auténtico sinvergüenza. Pero lo pasábamos
estupendamente. El asunto que nos llevó a llamar a todas las fuerzas y cuerpos
de la ley y el orden es que se originó un incendio eléctrico en el cuarto de
contadores. Así que llamamos a los bomberos. Y vinieron dos enormes coches
cargados de bomberos cachas. También aparecieron tres coches de policía
nacional con otros tantos polis buenorros. Los vecinos, en lugar de preocupados
o asustados, estábamos de cháchara y de juerga en la escalera, jiji-jaja como
si allí no pasara nada. Lo que tiene la juventud. De hecho, cuatro de las
vecinas estábamos sentadas en la escalera del portal fumando y tomando algo
como si aquello fuera una terracita veraniega. Quizás por eso, por pura
irresponsabilidad juvenil, cuando se me acercó un policía joven, moreno y todo
guaperas él y me preguntó si necesitábamos algún tipo de atención le dije sin
dudar:
-
Depende… ¿nos va a atender usted, agente? Porque en tal
caso hemos sido unas niñas muy malas.
El tipo no debía tener mucho sentido del humor y ante las
carcajadas de mis vecinas me dijo, muy serio y altivo:
-
Señorita, me refiero a atención médica, no es como para
bromear.
-
No, médica no, preferimos atención policial. – insistí.
-
¿Sabe usted que puedo detenerla por desacato? – me dijo
todo henchido como un pavo que ahueca las plumas.
-
¿Y nos pondría las esposas?
Antes de que me diera tiempo a decir nada sobre si iba a
pegarnos con la porra o algo, se dio media vuelta y se fue refunfuñando. Vaya policía
sieso. ¿Qué fue de eso que he visto en las pelis? ¿Por qué no se arrancó los pantalones
de un tirón y empezó a contonearse delante nuestra? ¿Por qué no se untó aceite
por el torso? ¿Por qué no empezó a sonar una música y él, sus compañeros y los
bomberos montaron una orgía? ¿Por qué nunca me pasan a mí esas cosas?
Desde luego ayer con el tema de la vecina vieja tampoco desnudó
nadie. Y eso que uno de los polis estaba muy pero que muy bien. Y el otro yo
juraría que me ponía ojitos. Pero nada, de nuevo se fueron sin más. Oiga, sáquense
las porras. Quítense los pantalones y quédense en tanga. No sé, algo que le
anime a una el día. Que una vieja en bata y su cuidadora llorando no son una
visión agradable para un viernes.
Estoy empezando a pensar que el 091 no es el número de los tíos
que se despelotan, te dicen que has sido mala y te dejan ponerte su gorra.
P.D. El otro día me comentó Anita que le han capado el
acceso a mi blog desde el trabajo por contenido erótico. Tócate los pies. Ahora
resulta que sí soy un sitio porno, pero aquí nadie me paga y nadie me manda
policías de esos que se desnudan. No entiendo nada.
Nunca he tenido ningún encontronazo con la policía, será por que siempre he sido una niña buena. Eso sí, no me importaría nada encontrarme con alguna escena como las tuyas con algún machote buenorro que me hiciera compañía xD
ResponderEliminarLo del blog erótica: vas a tener que empezar a cobrar o a hacer algo xD
Bss
Tunneando Blogger: Rediseña tu blog!
.
Jajajaja blog erótico XD
ResponderEliminaren serio le dijiste todo eso en las escaleras???? jajajjajajajj... y que lo que hacías era desacato??? jajjajaj... que estaba recien salido de la academia o que?
ResponderEliminardesacato: 1. m. Falta del debido respeto a los superiores.
ya te vale!!!!! jajejjej.. besooo!!
Jajajajajaja en serio le dijiste eso al policía? Eres mi idola!!! Jajajajajaja
ResponderEliminarTe merecías que te hubiese hecho el numerito completo en la escalera, con porra y música erótica incluida, por supuesto!
Y ahora resulta que tu blog es muy porno. De todas las etiquetas que le has puesto a tus entradas, yo me quedaría con "momentos X" jejejeje
Un besazo!
Jajaja. Me ha encantado lo de la conversación porno con el policía... Yo no me hubiese atrevido en la vida. Para algunas cosas soy de lo más tímida...
ResponderEliminar¿Contenido erótico? Vas a tener que poner un aviso de contenido para mayores de 18 años... Besotes!!!!
Pues a mí no me aparece como contenido erótico ni nada, en fin... Yo nunca he visto un policía buenorro, de todas formas, demasiado has dicho no? Pobre poli currante y tú vaya morro xddd! Lo cierto es que yo no sería capaz. Biquiños!
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