No soy una persona que se dé por vencida ni que se hunda fácilmente.
Si lleváis aquí más de tres post, lo sabéis de sobra. No soy de quejarme ni de
lloriquear. Ni siquiera soy de buscar aprobación o caricias en el lomo. Pero
hay veces que ya estoy cansada de llevar el peso del mundo a mis espaldas y que
creo que me merezco un respiro… pero hay veces (algunas, no todas) que el mundo
se empeña en negármelo. Y que me siento ahogada, asfixiada, aplastada. Que me
siento por debajo del nivel de la tierra que pisan los demás.
Últimamente, por varias razones que no vienen al caso me
siento así. Bajo una presión constante que no sale por ningún sitio y que me
oprime desde dentro, desde fuera y me estruja las costillas. Soy una olla a
presión sin válvula de escape.
En las últimas semanas he tratado
de hacer dos planes para desahogarme, respirar y coger fuerzas de nuevo. Pero
ambos han fracasado. Quizás porque soy demasiado responsable, demasiado
racional, demasiado consecuente con unos principios que yo misma me impongo. Pero
el caso es ese, que me doy de cabezazos contra un muro de piedra. Y duele.
Primero quise organizar una
quedada con mis blogguers queridas por mi cumple. Me hacía mucha ilusión tener
un cumpleaños feliz, verlas antes del aún lejano verano. Pero luego lo pensé fríamente.
No hay dinero ni tiempo, es casi imposible mover a gente de toda España para un
fin de semana por un capricho. Qué más da, un cumpleaños triste más no va a
cambiar mi vida.
Luego Reichel y Pelirroja me propusieron
ir a Holanda con ellas a pasar unos días. Ellas viven y trabajan allí desde hace años, por lo que el alojamiento sería gratis y con la ventaja de ir con quien ya conoce la ciudad. Y me pareció una idea estupenda, las
tres de aventura y poder conocer un sitio nuevo. Pero mi economía es muy
limitada y ellas tienen las fechas muy justas, así que tenía que ser en días y horas concretos. Y cada día que he intentado sacar el billete han surgido miles de
problemas añadidos a las subidas de precio. Así que finalmente he tenido que
desistir. Qué más da, un año más sin hacer un viaje importante o sin tener una
aventura no va a cambiar mi vida.
Y aquí sigo, atada a una ciudad
que a veces aborrezco, a una vida que a veces me coge del cuello y aprieta
hasta dejarme sin aire. Aquí sigo, cargando con un peso con el que hay días que
me cuesta moverme.
Y sé que podría mandar muchas cosas al carajo, que soy la primera que dice que uno vive lo que quiere, que puedes
cambiar las cosas si te lo propones. Pero heriría a mucha gente a mi alrededor
y no me gusta la idea. De nuevo mi absurdo sentido de la responsabilidad, del
deber, de lo correcto. De nuevo la parte racional que me hace pensar las cosas
dos veces, que me hace darme cuenta que mis bocanadas de aire no deben implicar
a terceros, que las cosas no se deben conseguir a toda costa. Y que ser tan egoísta
como a veces me apetece ser puede tener feas consecuencias.
Así que me jodo, que básicamente
es una de las grandes lecciones que te enseña la vida: que con frecuencia hay
que joderse. Que no eres el ombligo del mundo, que no puedes comportarte como
una cría cuando ya no lo eres. Que aunque no tengas aire ni para respirar, hay
gente que necesita que sonrías, que estés ahí, que pongas ánimos y buena cara. Y
lo haces, qué remedio. No queda otra, no hay opciones. Tienes que joderte y
tirar pa´lante. No hay otra.
Yo hoy también he tenido un día de mierda, estoy un poco de bajón.
ResponderEliminarPero ya sabes que todo se pasa y que cuando llegas al pico de la pirámide sólo te queda descender, es decir, soltar el aire y pensar que lo peor ha pasado.
Tienes premio en mi blog.
Beijos!
A veces somos tan exigentes con nosotros mismos que deberíamos aprender a relajar un poco, no sé si a ti te pasa lo mismo. Yo soy bastante orgullosilla pero si necesito dinero para algo que me hace mucha ilusión lo pido a quién me lo puede prestar, y lo devuelvo lo más pronto que puedo. Al otro no le importa hacerme el favor y yo hago algo que me hace feliz.
ResponderEliminarComo dice la anterior comentarista lo bueno de encontrarte fatal es que llega a un punto que dices, bueno pues ahora sólo puede tocar subir.
Un besote grande.
P.D. Iba a ser surprais pero te lo digo ya, que voy a enviarle un regalo a Roncete (sí, a él, pa ti nada) pero aún no he encontrado algo chulo que me guste. Un día os llega al buzón (pero no lo esperes en estos días, ya te aviso)
Hola,
ResponderEliminarQuizás ser un poco egoísta de vez en cuando no va nada mal, si te quieren también querrán que seas feliz. Sólo se vive una vez y creo que se debe hacer lo necesario para que seas feliz. Ser tan responsable debe estresar un montón, el caos en pequeñas dosis es obligatorio!!!! Espero que te sientas mejor en breve!
Creo que tienes que estar bien, estar mal por sacrificarte por otros no suele funcionar. Busca esas bocanadas que te llevarán a estar bien contigo y con los demás.
ResponderEliminarUn beso
A veces tenemos esos momentos donde sentimos que las circunstancias están pudiendo con nosotros pero la gente guerrera (y me consta que lo eres) se enfrenta a lo que haga falta y gana todas las batallas. Mucho ánimo, nena y, como dice Matt, busca también cositas pequeñas que te hagan evadirte un rato para poder mantener la calma. Un besote!!!
ResponderEliminarEsta reflexión me ha tocado especialmente. Tengo unas sensaciones parecidas a las que describes, pero como siempre lo que para mí es una intuición, tú sabes ponerlo con las palabras exactas. Quizá dejar de ser egoísta en ciertas ocasiones forma parte de crecer, y crecer necesariamente duele. O a lo mejor es que hay formas de egoísmo que van a conllevar un sufrimiento seguro. El difícil equilibrio entre no morir ahogados y no decepcionar a los demás. Siempre pincha, pero tal vez se pueda aprender a que pinche lo menos posible. Besos y gracias por tus palabras. Ánimo. Y tenemos unas pocas charlas pendientes :)
ResponderEliminarAl acabar de leerte, he pensado que estabas escribiendo lo que me pasa a mi, en estos momentos. Es muy duro sentirse así, no saber muy bien por donde tirar y esa sensación de que se pare el mundo que me bajo, creo que un poco de egoísmo no nos vendría mal. Dar consejos es tontería, así que te mando un abrazo, porque alguna vez las cosas irán de pie y podremos dar el saltito.
ResponderEliminarBesos