Mi padre es un ser raro. Y como Fito, no digo diferente,
digo raro. Mi padre era un hippy que paseaba en zuecos y vaqueros rotos por
Ibiza en los años 70. Y claro, eso marca. Así que mi padre no cree en casi nada
y todo lo pone en duda. No cree en la medicina, no cree en las enfermedades, no
cree en los remedios, no cree en los fármacos, no cree en los remedios
naturales, no cree en los herbolarios ni en la homeopatía… Mi padre simplemente
cree que todo tiene un origen místico y extraño y que según viene se va por
razones desconocidas. Porque según él, la mayor parte de las cosas se arreglan
solas. Os lo digo, es raro. Luego yo pretendo ser normal… y claro, no hay modo.
El caso es que desde que
vivo sola y me tengo que cuidar y tal, me acuerdo mucho de cuando era pequeña y
mis padres se empeñaban en que comiera cosas buenas para la salud. Esto que
tiene hierro, esto que tiene vitaminas, esto que tiene no sé qué. Lo normal de
los padres. Y yo, lo normal de los niños, trataba de pasar de comerme las
cosas. Y mi padre es raro y es un místico y un escéptico… pero también es un padre
cojonudo que además de tratarme y cuidarme a las mil maravillas ha tratado de
darme ejemplo. Incluso es casos extremos y absurdos como el siguiente.
Entre las muchas cosas buenas para la salud que yo tenía que
comer, estaban los kiwis. Se supone que tienen mucha vitamina C y fibra y no sé
qué diablos. Así que en invierno mi madre me endiñaba kiwis casi todas las
noches para la merienda, que me solía traer mi padre a la habitación mientras yo
hacía los deberes o estudiaba o lo que fuera. Y cada dos por tres la misma
conversación estúpida.
-
Papá, no quiero kiwis, no me gustan, me pica mucho la
boca cuando me los como.
-
Bah, hija, eso nos pasa a todos. Cómetelo.
-
Papá, en serio, me pica la boca y se me hincha la lengua
con el kiwi.
-
Te digo que nos pasa a todos. No pongas excusas y
cómetelo, que es bueno y tiene vitamina C.
Y yo, claro, me lo comía pasándolas putas. Además que soy
mala para comer, pero la fruta me encanta y no soy de mentir. Si no quiero algo
digo que no me gusta, no pongo excusas. Y si mi padre decía que eso era normal…
pues lo sería.
-
Papá, en cedio, mida como ce me ha puezto da dengua… ce
me hinza con ed kiwi…
-
Bah, hija, eso nos pasa a todos.
Mi padre tampoco cree en las alergias, así que pasé media
infancia a punto de morir ahogada con mi propia lengua hasta que muchos años
después me hicieron las pruebas de alergia. Todo empezó por una reacción a los
antibióticos, pero también quise comprobar la del látex. La tía me hizo muchas
preguntas y una de ellas fue si me daba alergia algún alimento.
-
Pues creo que a parte de los lácteos… no.
-
¿No, seguro? Es raro, porque la alergia al látex suele
ir relacionada con alergia a algunas frutas, sobre todo a las que tienen pelo
como los melocotones o paraguayas o…
-
Pues no sé…
-
¿nunca te ha picado la boca o se te ha hinchado la
lengua al comer alguna fruta?
Mi mundo empezó a tomar un nuevo color. Qué te juegas a que
no a todo el mundo se me hincha la lengua al comer kiwis…
Efectivamente en cuanto me hicieron la prueba de los
pinchazos en el brazo di súper positivo en alergia a los kiwis. Bastante más
que al látex, por cierto.
Y volví a casa como un toro de mihura que sale de toriles,
claro
-
Papá, soy alérgica a los kiwis, por eso me picaba tanto
la boca y se me hinchaba la lengua.
-
Bah, eso nos pasa a todos.
-
No papá, eso llevas haciéndome creer 20 años, pero no
es cierto. Es que soy alérgica.
-
Qué vas a ser alérgica. A todo el mundo nos pica la
boca con los kiwis, a mí me pasa, a tu madre le pasa…
-
¡¡Porque también sois alérgicos!! Me lo ha explicado la
doctora y es un tema hereditario.
Mi padre se quedó pensando un poco. Es un tipo raro y un
poco loco, pero también es altamente razonable. Yo pensaba hacer sangre del
asunto y recrearme en su error, pero…
-
Bueno, hija, una de las cosas buenas de que te hayas
hecho mayor es que ya no tengo que darte ejemplo en algunas cosas porque usas
tu propio criterio. Puedes dejar de comer kiwis si no te gustan. Total, a mí no
me gustan nada, son muy desagradables, tienen granilla y me pica mucho la
lengua cuando los como…
Manda huevos.
Jajajajaja. Qué crack... Mi madre también es medio hippie pero, como por suerte nunca hubo demasiadas cosas que no me gustaran, lo dejaba correr. Sobre todo si veía que me hinchaba. Jajajaja. Besotes!!!!
ResponderEliminarComo yo comía mal, pues no me hacían mucho caso, pero oye, que era verdad!! En fin, estos hippies... ;)
EliminarJAjajjaajaja! Maravilloso tu padre, el pobre comiendo kiwis por su niña…! jajajajaajaja! Oye, lo de las alergias es un tema, cuidado entonces también con el plátano o las fresas, que muchas veces van asociadas a la alergia al kiwi, como la del melocotón al polen de gramíneas y el látex. Qué bonita es la ciencia, leñes!
ResponderEliminarPues no, oye, las fresas y el plátano los como sin problemas. Bueno, y el resto de las frutas. Son sólo los malditos kiwis!! :)
EliminarA mí me pasa lo mismo! no, no tengo un padre hippy, digo que me salen heridas en la boca cuando como kiwis (que ya no los como). Pues yo lo estrangularía un poco por todos esos kiwis que te hizo tomar. A mí mi abuela me compraba calcio y todo tipo de vitaminas por la manía de que la niña está muy delgada.
ResponderEliminarLos kiwis son mal. Y punto. A mí de pequeña me daban calcio20, que era un jarabe dulzón. Y yo se lo daba al perro, que le encantaba. Igual por eso me quedé bajita, yo qué sé. Que a mí también querían cebarme y un médico le dijo a mi madre, usted está delgada, por qué quiere una hija gorda??? deje a la niña tranquila. Y no lo hizo, pero oye, algo de paz sí me dio. :D
Eliminarjajaja, qué genial. :D
ResponderEliminarLo positivo es que ya has salido de dudas y sabes lo que pasaba con los kiwis. A partir de ahora habrá que buscar otras fuentes de vitamina C.
El chocolate tiene vitamina C?? No, en serio, como muchas frutas y tomates, que me encantan. Y si no, pues un chute de redoxón y punto :D
EliminarPara los padres todo son niñerías. Biquiños!
ResponderEliminarSe demostró que en este caso yo tenía razón! :)
EliminarJajajajajajajaja tu tranquila que eso si que nos pasa a todos... yo aunque siempre he comido fatal y he estado esquelética nunca me han obligado a comer cosas que no me gustaran.
ResponderEliminarPero al Futuro le pasó algo parecido. Mi suegra puso un potaje de habichuelas blancas y le puso un plato por delante al Futuro. Este empezó a comer y le dijo a mi suegra que no las quería que estaban malas y mi suegra dijo que nanai que se las tenía que comer y punto, el pobre siguió intentándolo hasta que llegó mi suegro y mi suegra le plantó otro plato delante, lo probó y le dijo "Anita, yo creo que algo que le has echado no estaba bien, esto está como pasado" y resultó que las habichuelas estaban malas!!! pobrecito mi niño que sse había comido medio plato entre sudores y lágrimas... desde entonces si puede no las prueba, pero mi suegra le echa un puñado al potaje de garbanzos y así no hay quien pueda....
Besos y ten cuidado con las alérgias que son mu malas, malísimasssss
Huy, a mí me pasó con un vaso de leche!!! Antes de ser alérgica a los lácteos mi madre me hizo un colacao y yo llorando, mamá que esto está malo, muy malo. Y ella ni caso, porque mis padres no toman leche ninguno. Después de llorar y conseguir meterme medio vaso, ya va mi madre y lo prueba. La puta leche estaba agria. A veces hay que hacer caso a los niños!!! en fin...
EliminarJajajja, pues menos mal que has sobrevivido para contarlo.
ResponderEliminarA mí me da alergia la angora. Lloraba y lloraba cada vez que me ponían chaquetitas de lana de pequeña, y chillaba que me picaba pero no me hacían mucho caso. Hasta que un día me vieron hecha un bicho bola enrojecida y llena de sarpullidos y se acabó el suplicio. Pfiu!