Hoy hubiera cumplido (o lo ha hecho, para los más conspiranoicos) 80 años. Se hizo famoso por un frenesí caderil que llegó a estar censurado, se teñía el famoso tupé negro porque en realidad era rubio y fue un estandarte de la lucha contra las drogas a pesar de atiborrarse de ellas. Le recordamos como cantante pero apenas dio conciertos y grabó un montón de películas a pesar de ser un actor bastante malo. Fue increíblemente sensual, rozando el puro erotismo con una caida de ojos, embutido en pantalones negros y engominado, joven y ágil… hasta que se puso gordo, se disfrazó con estrafalarios trajes de tachuelas y capas mientras, sudoroso y confuso, apenas era capaz de ni de seguir la letra de sus propias canciones.
Y sus dos caras me gustan. Me gustan los personajes con un
lado oscuro. Me gustan las historias con una parte truculenta. Incluso en las
estrellas de la música, me gustan los finales trágicos y abruptos. Y desde
luego, me gusta la conspiración y la leyenda de los muertos que pueden seguir
vivos refugiados en Dios sabe dónde. Me gusta el rockabilly frenético de los
50, me gusta el soul, me gusta la voz aterciopelada y los golpes de pelvis. Me gustan
los grandes fracasos y los triunfos aunque sean fugaces.
Así que, sea como sea, sigue siendo el Rey. Y hay algo en su
primer rock and roll que hace mover el cuerpo aunque no quieras. Como hay algo
en Suspicius Mind que me resquebraja un poco por dentro. Y como hay algo en esta canción que me agarra de la
garganta y hace que se me salten las lágrimas.
Como soy una persona que no llora casi nunca, cuando lo hago la gente se desconcierta bastante. Y eso que casi nunca saben la razón real de mis lágrimas. Por eso no suelo escucharla en público. Porque siempre lloro y la gente no lo entiende. Y aún cuando lo intentan, apuntan lejos del blanco real. En fin, tanto da. La escucho cuando estoy sola. Cuando la angustia me supera. Y cuando efectivamente, mi mente está donde siempre aunque no deba.
Felicidades, Elvis Aron Presley, 80 añazos y sigues siendo
el rey. Estés en el cielo o en algún rancho recóndito de suramérica, tu voz
sigue entre nosotros. Y yo, aun con las lágrimas, lo sigo agradeciendo.
Y yo pensando que era Juancar, que cumplía tal cifra jajaja
ResponderEliminarOjalá que al menos esté en el rancho ;)
Besos
34+4
Para mí el único Rey es el del rock, querida ;)
EliminarMaravillosa entrada, Naar. A mí también me alteran bastante y me conmueven "Suspicious Mind" y sobre todo "Always on My Mind", que por lo general me gusta escuchar en soledad, también.
ResponderEliminarViva el Rey!!!
Un beso!
es casi imposible no conmoverse al menos un poco con ellas :)
EliminarPara mí esa canción también tiene un significado especial. Aunque no me hace llorar, me trae muchos recuerdos.
ResponderEliminarMe gusta Elvis. No soy una fanática absoluta, pero me gusta... Y el enanito de dos metros ( mi novio, vamos) es lo suficientemente fanático de Elvis como para llevar tatuada su firma... jaja :p Así que no me ha quedado otra que escuchar acerca de su vida y sobre todo, disfrutar de su música...
Yo no soy muy, muy fan porque no soy una persona fanática en general y porque creo que idolatrar es algo un poco absurdo, pero me gusta. Lo del tatu con la firma me ha dejado flipada, jajaja
EliminarEstá en una isla del Pacífico tomando daikiris, lo sabe todo el mundo :D
ResponderEliminarPues oye, mejor para él!! A ver si un día de estos "muero" yo también y me voy a una isla a tomar mojitos, que no? :D
EliminarConmovedora tu entrada... Su música me acompaña a todas partes y... no me queda más que añadir, porque ya lo has dicho todo.
ResponderEliminarBesos.
muchas gracias por tus palabras :)
Eliminar