domingo, 17 de mayo de 2015

El consultorio absurdo

Mis amigos creen que yo soy el oráculo de los casos imposibles o algo. El Gordito dice que es deformación profesional y que me acostumbré a problemas tan gordos en mi trabajo, que en la vida cotidiana todo me parecen nimiedades. Así que suelen pedirme desde las cosas más sencillas hasta las más disparatadas. El otro día vino Pa, con el rollo de que se iba a Barcelona con una amiga suya que vive allí y que si podía buscarle hotel porque todos estaban lejos o se le iban de presupuesto. Y ahí está Naar y encuentra el Hotel Rosellón al lado de lo que quieren visitar. Yo, que pobre de mí, nunca he estado en Barcelona.
Eso fue fácil, claro. Lo chungo es cuando vienen con cosas más raras, como cuando Gordito se empeña en que le compre empanadas para su cumpleaños. O cuando el Niño Chico me dice que alquile un coche en Cracovia.
También está Prima de Bilbao, que me llama y me dice que si conozco un veterinario de confianza o mi madre que busca un chaleco de madrileño para el yayo, que se quiere vestir este año de chulapo. El caso es que yo debo ser la persona más resolutiva del mundo porque siempre que me llaman con una de estas cosas suelo tener una respuesta inmediata tipo “sí, mira, llama aquí, vete a tal sitio, espera que te mando un enlace”. Y todo arreglado. La prima tiene veterinario y el yayo va de chulapo guapetón.
Tanto es así, que cuando no tengo solución a lo que ellos quieren o no es la respuesta que esperan, encima se enfadan.
El otro día me llama la yaya y me pregunta por una exposición. Lo miro y terminó en marzo. Bueno, pues se enfurruña conmigo porque quería ir. Al parecer yo debería haberlo sabido. O debería hablar con los señores expositores y convencerlos de que esperen a que mi abuela decida ir a verla. Y eso sin hablar del yayo, que aprovechando la llamada me preguntó qué botón de su mando a distancia tenía que tocar para quitar los subtítulos de un dvd que quería ver. Mi abuelo, que no ve una porra ya, y no sabía decirme si en algún botoncito podía directamente subtitle o algo semejante. Así que le dije que no sabía porque no conozco su mando de memoria. Bueno, pues otro que se enfurruñó conmigo. ¿Cómo que no lo sabía? ¡Pero si yo de eso entiendo mucho! Pues debería saberlo, hombre ya.

A veces creo que voy a poner un consultorio. Y cada vez que alguien me llame con una pregunta absurda o con un problema que se soluciona con un buscador de internet y un poco de tiempo, que me den un par de euros por las molestias. Parece poco, pero os digo que me forro.

2 comentarios:

  1. me pasa y con lo que he tardado en depurar la técnica con la familia... además esperan que tenga dotes telepáticas con extraños! O_oU

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  2. Anda! A mí me pasa parecido! Pero la gente apenas me pregunta porque les meto en lista de espera y cuando lo voy a arreglar ya lo tienen ellos arreglado. Ains. Pues sí, yo veo ahí negocio fíjate (o almuerzos gratis).

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