Tengo la frustrante sensación de que
haga lo que haga, no podré haceros llegar ni la mitad de la mitad de
lo que ha sido este fin de semana. Y me temo que aunque fuera buena
escritora, tampoco lo lograría. Hay cosas que están mucho más allá
de donde llegan las palabras. ¿Acaso alguien puede describir
explícitamente la sensación que ha tenido al soñar que volaba?
¿Acaso por mucho que lo hayan intentado todos los poetas de la
historia alguien ha conseguido expresar con exactitud lo que se
siente cuando se ama a alguien con todas las fuerzas del alma? No.
Los sentimientos son demasiado libres para poder enjaularlos entre
letras. Por suerte.
El caso es que ha sido en general una
buena semana. Así de buen rollo y tal. Yo que me animo con dos de
pipas. Así que llegué al jueves bastante cansada pero incluso más
alegre de lo habitual. El viernes era el torneo de rugby que cada año
enfrenta a los hombres de rosa de mi corazón contra sus enemigos de
piedra. Novatos y veteranos dejándose la piel en el campo.
Literalmente. Qué gran deporte, el rugby.
Mi Pelirroja y yo fuimos para allá a
hacer una especie de viaje al pasado. Nos encontramos con la gente de
la vieja guardia, con los que fueron nuestros compañeros de juergas
y que ahora son papás más o menos responsables. También estuvieron
por allí Gordito y Bombita, que incluso llegó a jugar. También
vino A, con quien charlé un rato tirados en la hierba como hace doce
años. Me dio una vuelta en su nuevo coche. Le propuse matrimonio con
bienes gananciales, pero el tío rancio no quiso. Que soy una
interesada, me dijo entre risas. Coño, pues yo no veo sentimiento
más puro que el que tengo yo por su Scirocco.
Y luego la de siempre. Mi gente se
empieza a retirar y yo siento que me debo ir. Que tengo una edad,
unas responsabilidades. Pero el Dueño de mis Sábanas se interpuso
en mi camino de la buena conducta. Esos ojos y esa risa son mi jodida
perdición. Y mira que empezamos bien, como esa especie de amigos que
intentamos ser aunque no nos salga nunca. Charlamos, nos reímos, nos
contamos cosillas, divagamos un poco, bebimos cerveza a medias. Y la
noche avanzaba y yo no me iba. Así que llegados a un punto, me puse
una sudadera suya y a la mierda, aquí me quedo hasta que me echen.
Volví a tener 20 años por una noche. Las risas, las anécdotas, la
narración de las jugadas, las voces, el olor del campus, el sabor de
la cerveza barata y medio tibia. Felicidad en estado puro. Viaje al
pasado, digan lo que digan los físicos.
Después cogí el coche. El Dueño de
mis sábanas y yo solos. Años sin un rato así de nuestro. Los dos,
mano a mano con Whitesnake por Moncloa, charlando, canturreando,
sacando el brazo por la ventanilla, el aire tibio, las risas tontas.
Los dos, los abrazos, los pellizcos, los guiños de ojo, las miradas
cómplices, los pantalones rotos, sus carcajadas que me fascinan, mis
palabras que tanta gracia le hacen. Yo, con una cerveza, él con
varias más y los dos con la lengua suelta. La tarde que no fue, los
recuerdos que sí fueron, la sensación de que no fue suficiente. La
convicción de que teníamos que habernos dado mucho más, de que hay
una cuenta pendiente a nuestro nombre. El abrazo de despedida sin
tocar el suelo, el olor de su cuello, el roce de mi pelo. Las miradas
que no podemos mantenernos. Ains. Maldito.
Y llegué a casa de madrugada pero no
acabó la historia. Porque nuestra historia nunca acaba del todo y
siempre queda una palabra más que decir. Si me hubiera quedado un
poco más, si aquella tarde hubiera dicho que sí. Si, si, si. Entre
risas le dije que le odiaba porque me estaba haciendo rabiar. “Más
quisieras”. No quiero odiarte, baby. Prefiero seguir sin quererte.
El sábado hablé con Pelirroja y nos
descojonamos de las historias de la noche anterior. Como hacíamos
hace diez años cada semana. Sé que la tengo más cerca ahora que ha
vuelto a España y sin embargo la echo tanto de menos. Mi chica, mi
adorada chica pelirroja. Luego me fui de cena familiar con el vértigo
de que nadie me conoce, nadie sabe realmente quién soy, de que tengo
una especie de vida oculta. Y me gusta esa parte sólo mía.
El domingo comimos todos mis amigos y
yo en casa de Gordito y Señora de. Hice una tarta que voló en
minutos. Una vez más la gente me animó a montar un negocio. Al
parecer, es verdad que cocino bien. Pelirroja dijo la frase clave
para cualquier triunfo “Logística minimizada, negociaco máximo.”
Mi gente son genios. Y con tanta risa y tanta mongolada que hacemos,
ni siquiera lo saben. Y a pesar del cansancio acumulado, de no haber
pegado ojo en tres días y de tener aún un agujero muy raro en el
estómago, estuve feliz con ellos. Me moría de ganas de ver a Flumi,
de contarle algunas cosas del viernes al Ross, de abrazar a Reichel y
de chapurrear inglés con Rulas. Les debo años de felicidad. Les
debo una vida que me ha hecho mejor. Les quiero, les quiero mucho.
Ahora empieza una nueva semana. Una
llena de rutina y de esas cosas aburridas que hacemos los adultos. De
asumir de nuevo que tengo 32 añazos y que este viernes no volveré a
ver rugby ni a tomar cervezas entre risas y canciones obscenas. De
seguir el plan trazado y no quedarme hasta las mil vacilando. De
hacer lo que se supone que hay que hacer. De, en parte, aburrirme
soberanamente.
En fin, a la espera de otro golpe de
viento, volvamos al mundo real. Es un asco, pero fingiré que es un
impasse de espera hasta que llegue de nuevo la adrenalina que quema
la piel. El remanso de la montaña rusa antes de la diversión.
Sigamos viviendo. Buenos días, rutina.
Es bonito eso de volver a la juventud de vez en cuando. Quiere decir que, en el fondo, tampoco hemos crecido tanto, lo cual es bueno. Jajajaja. Besotes!!!!
ResponderEliminarYo no he crecido nada!! Es el tiempo asqueroso el que ha pasado, pero yo he madurado tirando a poco, jejeje
EliminarQué bonito lo que cuentas. Qué nostálgica. Me ha encantado lo de 'Maldito', dice mucho sin decir nada.
ResponderEliminarUn beso
¿Sabes lo mejor? Que lo digo porque me lo dice mucho él. Y sí, yo creo dice mucho en muy poco, no pensé que fuera a poder transmitirlo. Gracias :)
EliminarAinss como se valoran con la edad estos momentos eh!!.. Que bien lo has explicado... Cuanta emoción en tus palabras!! disfruta de la rutina, que a veces no está tan mal!! Bicos
ResponderEliminarGracias, no pensé que fuera a saber explicarlo :)
EliminarEsto suena a canción del Arrebato!!!
ResponderEliminarAy, aquellos maravillosos años... ¡vale más no pensarlo!
Besos
El arrebato?? Madre mía, qué horror, tengo que aprender a escribir mejor XD
EliminarSuena muy bien. Todo.
ResponderEliminarBesos!
Pues cre que incluso estuvo mejor de lo que suena :)
Eliminar