Desde que empecé a vivir sola temí que llegara este momento. Ha sido mi gran obsesión desde que el desequilibrado cerró esa puerta desde fuera para no volver a abrirla. Sabía que ocurriría, pero tenía la estúpida esperanza de que no pasara nunca. O que fuera un futuro muy, muy lejano.
Pero no. Sin embargo, estoy superándolo. Ha sido duro, pero saldré adelante.
El caso es que el otro día me levanté tan tranquila y fui a prepararme el desayuno. De pronto, entro en la cocina, tan blanca y azul, tan limpita… y ahí estaba. Mi pesadilla hecha realidad: una araña en el techo.
Me di la vuelta y salí a toda prisa de la cocina, cerrando la puerta para que no me siguiera. No grité, pero emití un sonidito ahogado, muy raro tirando a ridículo. Empecé a rascarme por todas partes y a pensar a toda velocidad qué hacer. Si hubiera estado en el suelo, la habría pisado tras reunir valor suficiente. De estar en la pared, zapatazo al canto. A mí me dan igual las marcas en la pintura si el resultado es araña muerta muymuymuymuerta sin que le de tiempo a rebullirse. Pero no. La muy cabrona estaba justo en el ángulo entre techo y pared, inaccesible con cualquier arma de destrucción masiva. Y era lo bastante pequeña para meterse en una rendija pero lo bastante grande para que mi fobia me atenazara totalmente.
Pensé en repetir lo que hice el verano pasado con una arañita diminuta que entró por la ventana: achucharle a Ron. Él se divierte, le da manotazos y al final se la come. Gato contento y araña desaparecida, todo ventajas. Pero esta estaba inaccesible y era más grande, me daba miedo que le hiciera daño, las arañas son seres malignos. O que no la matara, saliera corriendo con ese montón de patas y se escondiera tras algún mueble, lo que me impediría entrar en la cocina nunca más. O que la araña se comiera a Ron y se hiciera gigante. O que le picara y mutara a gato-araña, rollo spidercat, o algo así. Mal rollo, mal rollo.
Al final no me quedó más remedio que asumir la terrible realidad y aceptar que tendría que matarla yo misma. Horrible, horrible, horrible. Pero ser adulto es esto. Así que respiré hondo. Venga Naar, mata a la araña, mátala. Venga, va. Voy a matar a la araña. Voy a matarla, sí. Venga, Naar, coño, tú puedes. Va, a matar arañas se ha dicho. Sí. La voy a matar. Sí. Vamos. Venga, voy. Voy a matar una araña. Sí.
De pronto pensé que si seguía diciéndome todo eso, por cierto, en voz alta, la araña se iba a dar por aludida y se iba a esconder. Entonces ella tendría ventaja, podría acechar desde su guarida y matarme ella a mí. Rápido, Naar, tienes que actuar. Así que hice lo lógico y pensé ¿quién podría matármela? Los vecinos me odian, así que no, ellos no. Los niños I y G están trabajando. Mi madre aún está en modo maruja haciendo la cama y recogiendo la casa y tardaría mucho en llegar. Ron ha quedado descartado. Vivo sola, igual que no hay un hombre que me abra los botes, no hay quien mate arañas. Mierda. Sólo quedo yo. Sola ante el peligro. La araña o yo. Venga, no hay miedo, no hay miedo, no hay miedo…
Me arremangué, me subí a una banqueta y cogí una servilleta de papel. La mano me temblaba un huevo. Al fin me decidí, la araña según ahí, quieta, desafiante. Juraría que me miraba con sus ocho ojos y claro, eso le daba ventaja. Al final, mientras hacía un ruido muy gayer, tipo aaaaaaaaaaaaaaaarggggggggg, pero controlando el volumen, la espachurré. Y espachurré mucho, mucho, mucho, por si acaso. Un buen ataque no da opción a respuesta. Que si contraataca estoy perdida.
Gracias a Dios, murió sin represalias. Comprobé que su cadáver estaba en el papel y lo tiré al baño. Tiré de la cadena un par de veces, no fuera a volver tipo araña-zombie, trepando por la taza de váter con sus patitas descoyuntadas.
Tras eso, llamé a mi madre mientras me rascaba compulsivamente para relatar mi hazaña. Estaba extrañamente orgullosa de mí misma a pesar del ridículo. Había matado una araña yo sola. Sin un hombre al que berrerarle que acabase con ella.
Y es que vivir sin un tío tiene muchas ventajas. Casi todas, diría yo. Pero tiene algunos inconvenientes. Este es uno de ellos. Lo de abrir botes, es otro, que yo me lío a mamporros con ellos hasta que ceden y se abren. Y el de llegar a los altos de los armarios es el tercero. Así, pasa, claro, que hoy tratando de alcanzar un paquete de azúcar con las pinzas de dar la vuelta a la carne por tal de no subirme a la destartalada banqueta, se me ha caído un paquete de macarrones en la cabeza. Y estaba lleno. Un kilo de lacitos de colores en todo el coco. Así me que quedado, claro, dispuesta escribir este post mientras las pajaritas verdes, naranjas y blancas aún me dan vueltas a la cabeza.
La próxima vez que me de un golpe (más fuerte que este) y decida meter un maromo en casa, le haré un test. ¿Usted abre botes con facilidad? ¿Usted llega a los altos de los armarios? ¿Usted tiene reparos en matar una araña rápidamente mientras Naar grita como una poseída? Y tiene que responder bien a las tres, no vaya a ser como el desequilibrado, que era tan bajito como yo y no servía para alcanzar cosas altas. Ni como el Ross, que se negaba a matar bichos. Ni como el Lánguido (ya hablaré de él en otro momento) que era un flojo y no era capaz de ni de quitarle la chapa a un botellín. Ni un novio inepto más. Uno que cumpla todos los requisitos, y estos tres son imprescindibles para la convivencia.
En fin, soy una amante de los animales, todos me gustan, cuidé a un cangrejo durante un año, recojo a los caracoles de las lechugas y echo a las moscas antes de matarlas… pero las arañas me pueden. Es contarlo, y ya me he rascado los brazos hasta dejármelos en carne viva.
Conclusión: busco hombre que llegue a los altos, abra botes y mate arañas de forma eficaz y sin rechistar. ¿Conocéis alguno?
Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarTodos hemos vivido eso de "solo ante el peligro", aunque a mí las arañas me la sudan, es más, las dejo a su aire, pero si veo una cucaracha, tiene que morir sí o sí. Tengo anécdotas de matar cucas en soledad pa aburrir, pero me las reservo, porque sólo de pensarlas ya me estoy rascando compulsivamente. XD
¡Bien por ti! :D
Jaja, buenísima la entrada.
ResponderEliminarDurante varios años me tocó ser también el asesino de bichos, el colocador de las cosas en los estantes altos y abridor de botes mayor del reino. Ahora no sé quién se lo hará. En fin, ya veo para qué nos queréis a los hombres.
ResponderEliminarSi obviamos lo de las arañas yo puedo servirle. Creo.
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
El mío a las arañas del pueblo las deja vivir para que se coman a las moscas, teoría suya propia, de altura es igual que yo y bueno, sí, abrir botes abre botes a veces, pero yo también si tengo un cuchillo a mano, así que...
ResponderEliminarEn fin, que para algo más tienen que valer que si no... jejeje. Besos.
PEIBOL: haríamos un buen tándem, a mí las cucarachas me dan igual, si hay que matarlas, las mato, si puedo pasar de ellas, paso.
ResponderEliminarIRIA: gracias!!
GOYO: pues claro, para qué pensabas que servíais si no?? Jeje, a veces se echa de menos un hombre en casa para estas cosas… pero la ropa sucia, los calcetines y deportivas apestosos, las miles de latas de cerveza, el deporte a todas horas… eso no se añora tanto.
SR: GLIPOLLAS: lamento decirle que lo de las arañas es imprescindible. A pesar del amor que le profeso, no puedo convivir con alguien que no mate a los arácnidos.
FRANCESCA: prefiero mil veces las salamanquesas. En el pueblo meto varias en la habitación y es infalible, no me pica ni un mosquito. Pero arañas noooooooo
Jajajaja, qué bueno! Dos arañas más, y acabarás mirándolas con chulería. Vas a ver :D
ResponderEliminarNaar eres fenomenal,me lo paso estupendamente leyendo tus historietas,pero tus problemas se solucionan con un buen insectizida.Ya sabes "mujeres al poder con un expráy,en la mano".
ResponderEliminarMe he reído mucho, por la situación y también porque me he visto retratada... menos mal que mi marido se encarga (a veces, no siempre, otras me quedo yo sola frente al peligro arácnido).
ResponderEliminarEspero que encuentres un hombre que cumpla los 3 requisitos (toda una joya); y yo añadiría un 4º: que mueva objetos pesados ;)
PD. Leo todos los posts, pero no siempre tengo las manos libres para contestar. ¡No me lo tengas en cuenta!
:) me encanta leerte y verte cada vez más animada... más... tú :)
ResponderEliminaryo soy tb de las q abren la ventana antes de cargarse una mosca.
a mí las arañas... si no son gordas me da igual, con un folio las cojo y las muevo de sitio.
eso sí, como sean de las gordas... puaaag....
besos
alma