Me siento abrumada. Emocionada. Y orgullosa, sí, por qué no decirlo. Orgullosa de que alguien pueda pensar esto de mí. Y orgullosa de que alguien que escribe tan bien sea mi amigo.
El caso es que como no se me ocurrían las virtudes que me pedía Abisal por la celebración de los 50 caminantes, le pedí ayuda a mi amigo Ignacio, que me ve con buenos ojos y que maneja el lenguaje como nadie. Y me ha escrito esta maravilla de post. Me da cosilla, porque por muchos años que siga escribiendo jamás lo haré tan bien como él. Pero aún así me hace profundamente feliz publicarlo. Algún día será un escritor famoso y yo tendré muchas cosas suyas que vender y poder forrarme con ellas. O podré chantajearle para que me lleve de acompañante a la entrega de premios. En cualquier caso, post estrella con invitado de excepción. Y mil gracias, mi niño, mi Ignacio, mi amigo de horas intempestivas, mi escritor vivo. No tengo palabras para tí. Las palabras preciosas las pones tú. Así que sólo se me ocurren dos: te quiero.
Me enfrento probablemente al post más fácil que he escrito nunca. Porque siempre que tengo delante un folio en blanco me veo obligado a elegir sobre qué quiero escribir, y en esta ocasión la temática viene impuesta; siempre tengo que inventar personajes, y en esta ocasión la persona existe en carne y hueso; y siempre tengo que construir una relación con ellos, los personajes, antes de saber qué quiero hacer con sus vidas. En esta ocasión, esa relación con la persona se va construyendo poco a poco, y tengo muy claro lo que quiero que suceda en su vida.
Este post persigue poner de relieve cinco virtudes de la anfitriona de este blog. Digo poner de relieve y no señalar porque muchos, los que la conocen, también conocen sus virtudes. No descubro nada a nadie, subrayo lo que ya existe.
Y lo que existe es una chica con un carácter arrollador. Ella, Naar, lo verá como un defecto. Al contrario, es una de sus mejores virtudes. El carácter no es eso que impone una burbuja a nuestro alrededor y aleja a los demás; el carácter es la capacidad de salir adelante, de afrontar situaciones inesperadas y dolorosas, de tomar las riendas de la vida propia y vivirla conforme a convicciones y creencias nuestras, no de nadie. El carácter es, al fin y al cabo, lo que nos hace como somos. Y ella, Naar, es una chica estupenda.
Una chica estupenda que siempre va de frente. Segunda virtud. Escribe como conversa y conversa como vive. No busca sinónimos con los que esconder lo que realmente quiere decir. Sabe las palabras que quiere usar, y las usa. Por eso es capaz de tejer un tapiz cotidiano alrededor de cualquier situación. Lo que cuenta es, a menudo, extraordinario, algo que es difícil de asumir con la normalidad con la que ella lo hace. Y al contrario. Sabe convertir en extraordinaria cualquier situación normal. Convertir lo que vive en algo inusual. Este blog es una prueba de ello.
Dos virtudes, vamos con la tercera y superamos el ecuador del post. ¿Largo, no? Acabo, no se me alteren. Naar sabe mirar. Vaya si sabe. Uno puede descubrirla bajo la lluvia y que sus ojos le pasen desapercibidos, incluso mientras habla con ella con la cabeza agachada en el autobús. Pero cuando te sientas en el sofá y no tiene más salida que su mirada, no puede pasarte desapercibida. Tiene, y ya se lo he dicho muchas veces, los ojos más bonitos del mundo. Pero además son unos ojos limpios, directos y sinceros. Te dice todo con la mirada. No te oculta nada. Cuando te mira, no puedes ver nada más.
Y cuando no te mira, tampoco. Aquí va la cuarta virtud: es una excelente conversadora. Esto enlaza un poco con lo que he dicho ahí arriba, pero merece ser una virtud aparte. ¿Por qué? Bueno, pocas explicaciones que dar. Por las noches hasta las tantas arreglando el mundo y desorganizando el nuestro propio. Por ese ‘¿cómo estás?’ que da donde duele, que aparece cuando más lo necesitas. Por ese ‘te entiendo’ que nunca es fingido y sí compartido.
La última es una que ni ella misma sabe. La última de la lista, que no de sus virtudes. Son sus ganas de seguir adelante. Puede que no las vea, pero las tiene. Que diga que no las encuentra, pero ahí están. Que le cueste encontrarlas, pero siempre aparecen. La primera impresión que me llevé de nuestro primer cara a cara fue clara: no conozco a nadie que merezca más que las cosas le salgan bien. Porque ya ha probado lo que se siente cuando todo te sale mal, y aun así mantiene esa curiosidad innata de querer saber lo que vendrá más adelante. Y lo que vendrá más adelante, espero, será mucho mejor que lo pasado. Cuando vengan las dudas, puede recurrir a este post y recordar cinco de sus virtudes. O a cualquiera que podáis escribir vosotros que ahora lo leéis, con otras cinco diferentes. Porque las tiene.
Qué amigos más majos tiene, oigausté señorita Naar...y encima dicen verdades como puños :) Otras cosas buenas...
ResponderEliminar-Tienes un gato y no le has llamado Mimí ni Micifú ni patochadas del estilo, ni es un persa albino con un lacito rosa en lo alto de la cabeza (con todos mis respetos y compasión para los persas con lacitos en la cabeza). El tuyo es medio gato montés y se llama Ron, todo carácter, como la dueña
-Tienes el pelo largo y preciooooosssssooo (soy una cursi, lo sé)
-Follas bien (esto se deduce de algunos de tus posts y ya que tu no lo dices lo digo yo)
-Eres inteligente. Y es obvio.
-Eres valiente, mucho.
Un beso!
dios mío, Abisal, eres la más grande!!! jajajaja. mil gracias, por cierto.
ResponderEliminarcosas malas, me has quitado las pocas ganas que me dan a veces de cortarme el pelo con ese piropo.
y... puede que follara bien, pero creo que empieza a olvidárseme... jejeje.
un besazo!
Te deseo mucha suerte querida Naar porque creo que eres estupenda y la vida de dará todo lo bueno que te mereces.Un besazo
ResponderEliminarPuedo jurar que lo primero que me dijo Innazzito cuando le pregunté que qué tal con vos es eso de no conozco a nadie que merezca más que las cosas le salgan bien. Ay, reina, ¿tamos tontas o qué? Si todo ésto ya lo sabías tú... que sí, que sí, que a veces necesitamos que nos lo digan... y si nos lo dice Innazzito, con esas palabras tan bonicas que junta, pues ya, para morirse... para vivir, vamos. Para vivir bien agusto.
ResponderEliminarOs pienso estrujar pronto a los dos.
Me gusta cómo escribe tu amigo. Y me da que sabe lo que dice.
ResponderEliminar¡Qué booonitoooo! Es verdad que a veces se nos olvida que tenemos cosas buenas, y tenemos que recurrir a alguien para que nos las recuerde. Lo mejor de todo lo que te ha dicho es que es verdad.
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