No sé por qué, pero siempre le molas a tíos que no te molan nada. Y a ti te molan los que pasan de tu culo. Ese es el misterio de la vida, supongo.
El caso es que desde que descubrió que volvía a estar soltera, mi vecino ha vuelto a la carga. Y a ver, es un buen chico y como amigo/vecino me parece estupendo. Me cae bien y siempre es interesante tener alguien cerca que te pueda ayudar en caso de emergencia, tipo incendio o invasión alienígena. Pero no me mola nada. Nada. Na-da. Sin embargo, debo emitir señales confusas sin saberlo o algo porque no me explico si no ciertas cosas.
El sábado después de la reunión de vecinos, no sé muy bien cómo se las apañó para venirse a mi casa y tomarse una cerveza sentado en mi sofá. Me preguntó qué iba a hacer esa noche. Le dije que nada porque estaba cansada de los jaleos de hospital y demás. Me comentó que él tenía una cena de amigos, que era un rollo porque siempre iban chicos y a ver si alguna vez conseguía llevar alguna mujer. Pero yo no me doy por aludida. Soy rubia, igual cree que soy estúpida y eso me viene de perlas en estos casos.
Lo curioso es que los hombres están dotados de una infinita capacidad de insistir si creen que tienen posibilidades frungidoras.
- ¿Y el finde que viene qué planes tienes?
- Unos amigos míos quieren quedar… – recuerdo horrorizada. (os lo cuento en el próximo capítulo)
- Ah, muy bien… ¿Y por dónde vais a salir?
- Por Mordor, seguramente.
- ¿Cómo dices?
- No, esto… que no lo sé. Lo está organizando un amigo.
- Ah… ¿Y el resto de la semana cómo lo tienes?
Observo que poco a poco, mi espacio en el sofá se está viendo reducido y me tenso.
- Mal, mal, muy mal. Tengo casi todos los días pillados entre unas cosas y otras…
- Ah, yo menos el jueves, tengo libre, por si quieres tomar algo.
- Hum… qué mal, el único día con posibilidades de estar libre es el jueves.
- Ah, pues dame un toque porque tengo una videoconferencia por la tarde pero igual termina antes de lo que creo.
- Yo ya si eso te aviso. – “ya si eso”, la gran excusa que no significa nada.
Entonces me mira, así como fijamente. Tengo miedo. Se me acerca un poco más, escurriendo su culo por mi sofá y me doy cuenta de que estoy encajada contra el brazo y no tengo más espacio de huida. Entonces, me pone una mano en la pierna y se me inclina un poco hacia delante.
- Oye Naar, yo…
Salto como un resorte del sofá y cojo lo primero que encuentro: la botella de agua que hay sobre la mesita.
- Voy a llevar esto a la cocina, jejeje. – me río presa de la histeria y empiezo a parlotear. – ¿Quieres tomar algo más? Aunque claro, igual se te hace tarde para la cena… ¿qué hora es? Huy, fíjate, las ocho y pico. Qué tarde, ¿no? uf, como pilles tráfico no llegas. Que no es por echarte ¿eh? Pero como llegues tarde y sin ninguna tía, lo mismo tus amigos se mosquean, jejeje. Así que hala, no te retrases por mi culpa.
El vecino acosador se levanta con desgana del sofá y me repite que le de un toque esta semana si tengo tiempo. Y yo repito que ya si eso. Y el cachondo mental me abraza en la puerta como si se fuera a la guerra. A ver, a mí el contacto físico inesperado me incomoda, lo reconozco. Y como soy un poco pechugona, no me gustan los abrazos con tíos raros, porque lo único que pienso es que se está estrujando contra mis tetas. Así que le palmeo la espalda como indicativo no frungidor. Si supiera Morse, le tamborileaba un claro mensaje “ni lo sueñes” o “de frungir ni hablamos”. Por desgracia lo único que sé es S.O.S y no tengo claro cómo lo interpretaría. Así que le palmoteo, le digo que se lo pase bien y le repito lo del que ya si eso.
Horrorizada, llamo a mi madre en busca de consuelo. Pero mi madre no es de esas madres que consuelan. Es más de las que se cachondean. Y lo de mi vecino acosador le hace una gracia tremenda, no sé muy bien por qué.
- Hija, igual debías darle una oportunidad al vecino.
- ¿Qué? ¿Cómo? ¡pero qué dices! – me horrorizo.
- Hombre, es un buen partido. – se descojona. – Tiene casa propia.
- Yo también.
- Y tiene coche.
- Yo también.
- Ya, pero él tiene un BMW.
- Perdona, mi coche es un bólido.
- Y también tiene moto.
- No me gustan las motos, mamá.
- Hija, a todo le pones pegas. – disimula una risilla. – No sé por qué no te gusta este chico.
- Entre otras cosas, porque es calvo.
- Ay, nena, no seas superficial. – y se parte de risa ya sin disimulo alguno.
Manda huevos. Creo que yo también voy a poner mi piso en alquiler y me voy a ir a vivir a otro sitio. Un lugar donde los vecinos sean normales y me ignoren, no me odien o me acosen como estos, que no tienen término medio. Así que he cambiado de opinión. Ya no quiero un vecino buenorro para el primero que está vacío. Quiero una vecina buenorra para que la acose a ella y yo pueda dedicarme a la vida casta y contemplativa. Hombre ya.
Eso de que no quieres vecino buenorro no te lo crees ni tú. Y no te vas a ir, si no nos perdemos estas superhistorias en el blog. Por cierto, dale una oportunidad al calvito, como dicen las camisetas souvenir de la zona vieja de santiago: "No está calvo, lo que tiene es un panel solar para una máquina de sexo", toma ya! Biquiños!
ResponderEliminarLa verdad es que cuando se ponen en plan pesao... y ven que la chica no está por la labor y les da igual y venga y dale y vuelta... No sé, a mí esos chicos me dan mucho asquito.
ResponderEliminarLo de que se te aprieten contra las tetas yo lo he pensado muchas veces. A mí no me pasa porque soy plana planísima pero la verdad es que debe ser... incómodo.
Si no te gusta ponle las cosas claritas. Que la vida es muy corta como para andar pasando malos momentos por culpa de uno que no se da por enterado.
Jajaja. Menudo marrón lo del vecino, porque no creo que se detenga con el "ya si eso" ! Animo!
ResponderEliminarJajaja desde luego, no se iba ni con agua caliente... Tú dí que sí, Naar, que de un tiempo a esta parte a mí también me parece buena idea eso de dedicarme a la vida contemplativa, total, en la vida normal no me como una rosca y cuando me la como salgo escaldada... Besitos.
ResponderEliminarComo tío te digo , pónselo muy claro si quieres que te deje en paz. Si te dejas abrazar significa "no todo está perdido" y seguirá intentándolo. Dile que le quieres solamente como amigo o como un hermano. No hay autoestima que soporte eso.
ResponderEliminarDeberías ser futbolísta! menudo regate que le has hecho! jajaja
ResponderEliminarTomate
A mi se me acopla el vecino acosador de turno a tomarse lo que sea en casa... y me falta tiempo para echarle, con toda la face (que de eso, tengo mucha xD).
ResponderEliminarChica, ya se porqué me caes tan bien: las dos nos sentimos incómodas ante el contacto físico inesperado (aunque lo mío es extensible al contacto físico en general xD).
Lo mejor que puedes hacer es pillarte un buen bate de béisbol y, cuando se te meta en casa, lo sacas disimuladamente del armario. Si no pilla la indirecta... bueno, pues le das. Y luego alegas que fue en defensa propia xD
madre miaaaaaaa... me da a mi que este es un pito tierno que en cuanto le dijeras que sí, tan contento, todo finikitao!.. tiraaaaaaaaa... que llega tarde a la cena.. sí sí...
ResponderEliminarolé tu madre por cierto!
un besuuusss
¿Dejas al vecino entrar en casa? My gosh!!!
ResponderEliminarSi te tiras un eructo después de comer callos,a lo mejor se piensa el acoso xD
Como dicen ustedes, me parto con tu madre! jajajaja y con lo de "No está calvo, lo que tiene es un panel solar para una máquina de sexo",jajajajaja. Me han hecho la tarde. Saludos.
ResponderEliminarYa si eso... no lo pilla ni a la de tres. ¡Y encima lo invitas a cerveza en tu casa!
ResponderEliminarAyyyyy... esos momentos en que no sabes cómo quitarte ciertas lapas de encima. El "ya si eso" es un recurso muy socorrido pero esta gente no atiende a sutilezas. Te va a tocar ser tajante, creo... Besotes!!!
ResponderEliminarMe ha dado la risa muchísimo, y estoy leyendo esto en la biblioteca así que la gente creerá que estoy loca. Qué mal.
ResponderEliminarjajajajja, llego aquí derivada por Álter... y me ha encantado!!! :p
ResponderEliminarjajajajja, llego aquí derivada por Álter... y me ha encantado!!! :p
ResponderEliminarJus! Otra que llega desde elplaneta Álter... y debo decir que si, eso pasa. Algunos no se enteran...
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