En capítulos anteriores… las estupideces van ganando 3 – 1 y con pinta de ir a marcar unos cuantos tantos más.
Y sigo al más puro estilo de mi admirada Pérfida Canalla, relatando la noche más rara y absurda del mundo. En serio, si no lo hubiera vivido creería que es cuento para darle bombo al blog. Pero no. Esta es mi vida, por extraño que parezca todo lo que me pasa. Así que volvamos a la discoteca y aproximadamente a las dos de la mañana del sábado al domingo.
Mery salió a mi encuentro y me agarró por el brazo:
- Naar, mírame ¿estás bien?
- Sí, perfectamente.
- ¿Tú estás segura de esto? ¿segura, segura, segura…?
- No.
- ¿Entonces?
Me encogí de hombros, y sacudí la cabeza. Ella me abrazó y me dijo que me quería mucho y que hiciera lo que hiciera contara con ella y no me preocupara en exceso.
Flumi se metió en medio y nos separó. Me agarró de la cintura y me levantó tres palmos del suelo. Me dedicó una de sus sonrisas que iluminan medio Madrid y me dijo:
- Me alegro muchísimo. Estás haciendo lo correcto. Y te quiero mucho pequeña.
Me quedé colgada un momento de sus anchísimos hombros porque siempre me reconfortan mucho. Y porque me dolían los pies a morir. Tanto novio bajito, he perdido práctica de llevar tacones. Pero Gordito me arrancó de sus brazos y me miró con sus pequeños ojos que lo ven todo, lo saben todo, se enteran de todo, lo analizan todo.
- Sé que vestido de luchador de sumo no tengo autoridad alguna para decirte nada. – rió. – Pero no la cagues.
- Lo intentaré.
- Vale. Y gracias por esta noche. Esto no es morriña, es lo siguiente. Tengo un nudo en el estómago que es muy fuerte. Y sé que en gran parte te lo debo a ti. Así que muchas gracias. Ya sabes que eres mi pequeña madre satánica y que tienes un hueco grande en mi corazón. Y también sabes que me encantas cuando te pones así, con el colmillo retorcido. – cosas que sólo entendemos nosotros, pero que son más bonitas de lo que pueden parecer.
Le di un beso en su sonrosada mejilla y le dije que le quería mucho. Es mi gordo. Y le adoro. Aunque se case. Y eso es mucho decir en mi caso.
Pero me tenía que soltar de su agradable abrazo de oso. Tenía que dar el siguiente paso. Así que dejé el abrigo que aún llevaba colgado del brazo, dejé el bolso y avancé con cierta decisión pero con un puntito de zozobra. Cogí al Ross de la camiseta y le miré a los ojos. Él me sonrió y fue a decir algo, pero no le dejé, le agarré del cuello y le besé.
- ¿Dónde está el ingeniero? – me dijo al cabo de un rato.
- Me gustan más los físicos.
- ¿Estás segura?
- Si tú estás por medio siempre estoy segura, Ross.
- ¿Y qué le has dicho? – me preguntó con media sonrisa y levantando una ceja.
- Pues… eso es igual. El caso es que ahora estoy contigo.
Entonces el Ross me abrazó con fuerza, me empotró contra una barandilla y me besó con una pasión nunca vista. Fíjate qué cosas. Hemos tenido que dejarlo y esperar siete años para tener un arrebato pasional en público. Para que luego digan que el pasado no te cuenta cosas nuevas. Ja.
Aunque también cuenta cosas conocidas, claro. Y a pesar de los arrebatos pasionales, el Ross sigue siendo el Ross. Así que le dio una crisis calimera de las suyas. Que si igual no era buena idea, que si nuestro tiempo ya había pasado, que si la última vez me hizo mucho daño, que si esto y que si lo otro. Blablablá. Los rollos Ross que en realidad sólo significan “por favor, quiéreme” y que me ponen negra. Así que le cogí por las solapas, le dije que me dejara en paz de problemas y que hiciera el favor de volver a empotrarme, hombre ya. Me dio un poco más el coñazo, pero como estoy inmunizada a sus calimeradas, no le hice ni puñetero caso.
Además yo estaba en mi estado de borrachera mental y me importaba todo un carajo. Así que bailé como una posesa, me reí y llené de besos al Gordito y a Flumi, charlé con Mery y me harté de arrebatos pasionales con el Ross. Me sentía un poco como aquellos años felices, en los que esa misma gente no pensaba siquiera en casarse, montábamos fiestas así cada fin de semana y creíamos que jamás cumpliríamos los 30. Así que disfruté la noche todo lo que pude hasta que el Ross me cogió por banda y entre beso y beso, me dijo que nos íbamos a casa.
Y podría haberse acabado el mundo esa noche en cualquier momento que me hubiera dado igual. Podría haberse acabado entre besos, risas y mordiscos nuevos pero conocidos. Podría haberse acabado mientras dormía con un brazo protector rodeándome y con el gato en mi regazo. Podría haberse acabado cuando me desperté con unos ojitos verdes a mi lado y una sonrisa que me hace volar como si fuera LSD puro. Podría haberse acabado mientras desayunábamos entre risas y efectos de la resaca. Podría haberse acabado el mundo, podría haber algo o alguien que metiera la mano en los relojes del mundo y parase el incesante avanzar de las manillas. Pero no. La vida continúa. Y sé lo que pasó el sábado y el domingo, pero no sé lo que pasará mañana. Así que no me preguntéis, porque no tengo ni puñetera idea.
Bueno. Vale. Espero que por lo menos el ingeniero se lo tomara con madurez, aunque igual no está muy acostumbrado a que elijan a otro en vez de a él.
ResponderEliminarEspero que todo vaya bien, pero bien-bien :)
Ohhh creo que fue la eleccion correcta porque era la que querías! Ojalá salga bien!
ResponderEliminarMe corrijo! Saldrá muy bien! Jijiji
EliminarEso de vivir el día a día está genial. Ánimo y biquiños!
ResponderEliminarJajaja Naar en el papel de Perfi y Ross en el de Furioso. Imagino que Gordito será Perulete xD
ResponderEliminarAins... Yo es que soy de las de "las segundas partes nunca han sido buenas".
ResponderEliminarEspero equivocarme.
que envidia maja!!!!!disfrutar del ahora, tal y como yo lo veo es lo más importante, a la vez qeu dificil... así que a por ello!!!! un abrazo!!!!
ResponderEliminaryo quiero desayunar así!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! jajjajajjajajajja....
un besuuuuuxxx!!!
Que bonito, Naar... muy descriptivo, eso seguro, Pero no por ello menos tierno. Mira, a una de mis conocidas le pasó algo parecido: se enamoró de su media naranja pero no fur bien. Lo dejaron... y véte tú a saber cuantos años después, volvieron. Porqué estaban destinadas a ello: porqué durante todos los años que estuvieron lejos, no cesaban en buscarse. Y ahora están mejor que nunca.
ResponderEliminarA lo mejor era eso, pequeña: tiempo.
Chica, si con esos ojitos vuelas... házlo. Seguro que debaj tienes a decenas siguéndote por si te caes. Confia en ello.
Fliiiiiiiiiiiipo! Nunca hubiera apostado por el Ross. Vaya sorpresa! Pero, ¿sabes? Que si a ti te va bien... a nosotras que nos den.
ResponderEliminarBesos!
Salga bien o salga mal, al menos has sido valiente y has tomado una decisión, lo malo es no tomarlas.
ResponderEliminarASí que ojalá que te vaya GENIAL porque te lo mereces!
Ole tú!
Besos tomatiles!
A veces el amor llega pero no es el momento adecuado, como la vida siempre regala algo me parece genial que hubieras dejado hablar al corazón.
ResponderEliminarDisfruta el presente, tienes la oportunidad de recuperar esa asignatura suspensa, ahora bien, aunque te lo parezca ya no sois los mismos, y si al final resulta que no es lo que en todo este tiempo estuviste idealizando serás libre para volver a empezar.
Un saludo afectuoso
Pues ojalá que te vaya muy bien!! Las peores decisiones son las que no se toman, y tu has sido valiente y te has lanzado, así que te mereces lo mejor!
ResponderEliminarA ver si ahora si me deja comentar...
Besos tomatiles
Arriesgada decisión pero oye, es lo que tú querías hacer así que ole por ti. Mucho éxito!!! Un besote, valiente!!!
ResponderEliminarPues me alegro por tí porque vaya nochecita! ni una peli es tan entretenida y te quedas con el que quieres, espero que salga bien ^^
ResponderEliminarBesos!
Pimiento