Bueno, aquí estamos, post número 300. Vaya juerga. Lo cierto
es que la sugerencia de Mar de montar una fiestuki para todos los blogguer me
mola mucho, pero temo que mi casa no sea lo bastante grande. Si queréis venir
por etapas, yo encantada. Y no es broma, estáis invitadas. No puedo ofrecer
mucho, pero hay sofá, cama grande a compartir conmigo y cama hinchable. Cocino
bien, tengo terraza para el verano y Madrid es mío, chavalas. Las juergas
pueden ser memorables. En serio, no os quedéis con las ganas, las puertas están
abiertas.
Dicho esto, voy a tratar de responder a todas las preguntas que me habéis hecho. Las fotos vergonzosas ya están en Twitter, así que... creo que he cumplido con todo.
Empezaré por Abisal, que se anima a hacerme tres preguntas
para celebrar los 300.
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Algo que hiciera
alguna vez y me de vergüenza confesar. Chica… a estas alturas, me dan
vergüenza pocas cosas. Pero a ver, yo soy muy de meter la gamba y si lo pienso
en frío, hay montones de historias vergonzosas en mi vida. Quizás lo peor que
he hecho nunca y más corte me da pensarlo si quiera, fue una vez que en una
fiesta loca (muy, muy, muy loca) e hice una apuesta con un guiri. Estábamos
jugando al beer-pong y él bebía y yo me quitaba prendas si perdía. Lo cierto es
que no tenía ningún miedo porque yo iba totalmente sobria y era cojonuda al
beer-pong. Pero él tuvo un golpe de suerte y yo terminé jugando al
beer-pong-top-less, tratando de taparme las tetas con una mano y jugando con la
otra. Aquellos años locos…
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La última vez
que me dolió la barriga de la risa. Pues como soy tonta y me río por todo,
podría contar montones de veces. Hay días que me da por reírme de cosas
absurdas, y yo si me río, me río. O sea, a carcajada limpia hasta que me quedo
sin aire y me duele la tripita. Si no, pa qué. De las veces sonadas, se me
ocurren un par de ellas recientes. Hace poco me estuve una comida entera riendo
de mi abuelo. Creí que me iba a sentar mal y todo la comida de tanto reír. Y
era porque mi abuelo estaba contando una historia de un tipo que pintaba
cuadros con los pies. Es una tontería, pero me hizo gracia cómo lo dijo y
estuve tres horas sin parar de reírme. La otra fue del Ross, que está
mosqueadísimo porque dice que hay una paloma que se mete en la terraza de su
habitación y está como los locos, esperando agazapado a que la paloma se pose
para ir corriendo a espantarla haciendo aspavientos y ruidos extraños. La
paloma no sé, pero yo me parto de risa cuando le veo.
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Cómo llamaría a
mi próximo gato. Pues no lo sé. Nunca he sido muy buena poniendo nombres a
los animales a pesar de haber tenido tantos. Cuando le vea la cara lo mismo se
me ocurre algo. Y si no, haré como mi amiga-hermana guapa del pueblo, que ha
tenido como mil gatos y todos se llamaban “Misi”. Lo bueno es que ella los
diferenciaba y te decía cosas como “¿te acuerdas del Misi? El que era hijo de
Misi y que tuve a la vez que el Misi”. Pues yo igual, como las locas.
Luna me pregunta por
qué Ron se llama así y cómo llegó a mi
vida. Siempre digo que Ron se llama así porque lo eligió él. Yo quería
llamarle Freddy, por Mercury, pero él no atendía a razones y pasaba de mí totalmente
cuando le llamaba así. Y el primer día, mientras estaba ronroneando en mi
regazo, tuve la genial idea de decirle “ay, ron-ron-ron, que no dices otra cosa
que ron-ron” y él me miró y maulló bajito, como si me contestara. Mi madre se
empezó a reír y me dijo que lo
repitiera. Y yo, totalmente incrédula dije de nuevo “¿ron?”. Y él me
miraba y maullaba contento. Así que llegué a la conclusión de que le gustaba y
con Ron se quedó. Y llegó a mi vida por un cúmulo de casualidades. Yo entonces
vivía con mi exnovio el desequilibrado, que era informático. Tuvo que ir a
montar todo el rollo de cables y demás a una empresa que estaba en Guadalajara,
en un polígono abandonado en el quinto culo. Y allí estaba el cachorrito de
Ron, que se empeñó en conquistar a mi ex a cabezazos, cariños y demás. Y él lo
cogió y lo trajo a casa. Yo al principio no estaba muy convencida porque había
tenido una gatita que se me murió a pesar de hacer todo lo posible por salvarla
y estaba aún afectada. Pero Ron me enamoró por completo. Y nunca más me pude
separar de él. Ahora sé que traer a Ron es lo único bueno que hizo mi exnovio
en su vida y quedármelo es lo mejor que me ha pasado a mí.
Por su parte Alter Ego me pregunta qué entrada dejaría si me obligaran a borrar todo el blog menos una.
Y sería una putada, porque creo que todo este blog va contando una historia, mi
historia. Pero puede que me quedara con esta, que me gusta mucho y que tuvo
bastante éxito en un momento en el que me vino muy bien un chute de autoestima.
Creo que si sólo quedara una, esa sería una buena representación.
En la misma línea, Tomate me preguntaba cuál es mi entraba preferida de estas 300 que van ya. Y no sé qué
decir. Hay muchas que me gustan por una razón o por otra. Últimamente estoy
bastante conforme, las dos de nochebuena (1 y 2) me gustaron un montón porque pareció que
estuvieran preparadas y sin embargo fue la mayor de las casualidades. Las de la
despedida del Gordito y la historia con el Ross también me gustó mucho
escribirlas (aquí y aquí). Y le tengo mucho cariño a todas las que le he escrito al dueño de mis sábanas. No sé por qué, pero me encantan.
Así que no sé. Todas son parte de mi vida. Son vivencias. Elegir sólo una es
cómo decir si quieres más a mamá o a papá. Cada entrada es un pedacito de mí
misma y gracias a ellas me voy construyendo y creciendo como persona.
Carol Munt se pone en plan profundo y me pregunta (cito
textualmente) “En algún post has dicho
que el Ross es el hombre de tu vida ¿hay algo que no le hayas dicho sobre tus
sentimientos hacia él y que te gustaría decirle pero te da cosa? En plan con el
corazón en la mano.” Y uf, me lo pone un poco chungo. La verdad es que creo
que le he dicho muchas cosas a lo largo de todos nuestros años en común y de
idas y venidas. Pocas tengo en el tintero. Quizás, no sepa cuánto me arrepiento
de haberle hecho daño en pasado. Y ahora mismo, que está pasando unas semanas
en Chile, lo que no sabe es que le echo de menos cada día. De todos modos, si
al final retomamos lo nuestro, o si seguimos un poco adelante tratando de ver
qué ocurre, no le diré nada. Como mucho le pediré tiempo para demostrarle las
cosas en hechos más que en palabras. Pero el camino se hace paso a paso.
Pumi me pregunta “¿qué
es lo mejor y lo peor que has hecho estando borrachilla?” Y yo soy
abstemia. Y lo he sido siempre. Jamás me he cogido una borrachera, ni puntillo
siquiera. Siempre me río de mí misma y digo que con el sorbito de brindar voy
ya tocada, pero tiene que ser efecto placebo totalmente porque de verdad que
son como muchos dos sorbos a una copa de cava o de sangría o lo que sea. Así que
es imposible. Eso sí, como veis, no me hace falta el alcohol para decir y hacer
gilipolleces. A veces creo que si bebiera sería un peligro andante. Imagínate,
si ya lo soy sobria, ¡¡lo que me falta es beber!!
Pimiento, me dice “Yo
quiero que cuentes un momento en el que dijeras ‘esto es felicidad’ y no vayas
a decir después de un orgasmo!!” Maldita Pimiento, cómo me conoce ya y
sabía que le hubiera contestado eso. No, en serio, es muy fácil que yo sea
feliz. Es mi estado natural, me resulta muy sencillo. A lo mejor estoy en el
sofá tumbada con Ron y ponen en la tele una peli que me gusta y pienso “esto es
felicidad”. A lo mejor voy conduciendo por Madrid tranquilamente, sin atascos y
ponen en la radio una canción que me flipa y pienso “esto es felicidad”. A lo
mejor estoy con mi familia reunida y miro a mi yaya que está bien y sonrío, “esto
es felicidad”. Y siempre que me junto con mis amigos. Siempre que mi gurú Seis
me llama y me dice que me necesita y tenemos charlas profundas de las nuestras.
Siempre que ceno de risas con el Ross y me da un masaje en los pies mientras me
cuenta cosas. Soy feliz con cositas pequeñas.
Y ahora añado, me subís la moral que te pasas entre todos.
Cada vez que me deprima voy a publicar una foto, que me decís que soy guapa y
oye, como que se siente una un poco mejor. Además Mandarica me haría
proposiciones cochinas si fuera tío o lesbi y me temo que yo aceptaría, muy
golfa que es una, qué queréis que os diga. Mandarica, hija, si te cambias de
acera avisa, que nunca se sabe… jejeje.
Así que estoy encantada con estar aquí, con llevar 300
entradas, con estar a punto de cumplir 30 tacos (no, con esto no estoy
encantada, me quiero moriiiiiiir) y con teneros a todos cerca. Hacéis que 300
pasos sean todo un camino hacia la satisfacción. Hacéis que me parezcan pocos y
que esté dispuesta a dar otros 300. Y sobre todo, hacéis que ser feliz sea muy
sencillo.
jajjajajajaj.. que cagada!!!!!!!!!!!! que lo peor es que lo sabía!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarenhorabuena por las respuestas, te lo has currado muchísimo!
ResponderEliminary por los pasos que quedan por dar!!
prometo que para las me pienso una pregunta mejor... ainnnssssss
Me han encantado tus respuestas, Naar! Como se notan los años locos de fiestas y desfase jejeje
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leer eso de que aprecias los pequeños momentos de la vida, porque son los que realmente te hacen feliz. Muy cierto!
Ah, lo de la macrofiesta sigue en pie, ¿no? Que yo lo decía muy en serio jajajaja
Besazos :)
Me ha gustado mucho este post. ¡Me has dejado sin palabras con eso de jugar al beer-pong tapándote las tetas con una mano! A mí también me pasa que empiezo a reírme por una tontería y así estoy todo el día, a veces nadie más le ve la gracia pero a mí me parte.
ResponderEliminarLo de cumplir años yo tampoco es que lo lleve bien ¬¬'
Pues al final el post 300 ha sido muy chulo. Ahora a por otros 300 ;)
ResponderEliminarMuchas felicidades por esos 300 post!
ResponderEliminarMuy interesantes tus respuestas, no conocía la historia de Ron y lo de el beer-pong...
Con tus amoríos tu vida parecía de peli y ahora con eso ya le pongo hasta título, American Pie xDD
Besos^^
Tomate
Pues enhorabuena por esos trescientos posts y gracias por satisfacer nuestra curiosidad. Un placer leerte,como siempre, y esperamos seguir leyéndote mucho tiempo más...
ResponderEliminarLo de la fiesta sería un puntazo. Jajaja. Besotes!!!
¡Enhorabuenaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
ResponderEliminarSí, sí, ¡fiestaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Oeeeeeeeeeee
Lo de los aros me ha matado, porque yo también me puse unos así jejeje. Pero estabas igual de espléndida. Y claro, cotilleando en tus fotos, una que tiene gastroenteritis, ese donuts... Me voy a llorar a una esquina. Por cierto, tu entrada me ha encantado. Feliz 300 entradas! Biquiños!
ResponderEliminarPues ale, todos para Madrid, acampamos en tu casa y mimamos a Ron xD
ResponderEliminarEnhorabuena por los 300, ¡ya tiene mérito! Me ha gustado especialmente tu respuesta a mi pregunta, nada como ser feliz con pequeñas cosas ^^
Besos!!
Pimiento