Todos tenemos una especie de sueño en
la vida. Muchas mujeres sueñan con el vestido de novia en plan
princesa merengue. Otras muchas pasamos trillones de ese asunto y
soñamos con otras cosas. Yo, que siempre he tenido espíritu de
fulana, lo que quería era vestirme como las chicas del Saloon del
oeste. Me encantan esos vestidos con sus encajes, su corpiño
ajustado, su escotazo y tal. Por suerte, mi yaya tiene unas manos
mágicas para coser y cuando yo tenía 17 años me hizo uno precioso
para una fiesta de carnaval. Creo que pocas veces he sido más feliz
al vestirme que cuando mi madre me tiró de las cuerdas del corsé y
me atusó el encaje rojo de la sobrefalda.
La yaya por su parte tenía el sueño
de vestirse de chulapa madrileña. Así que hace unos años mi madre
la animó y se hicieron sendos vestidos. Yo me conseguí escabullir
del asunto porque fuera de mi vestido de putón del oeste, no me
gusta nada disfrazarme, ni vestirme, ni francamente, salirme de mis
vaqueros caídos lesbianos y mis zapatillas de deporte. Me da una
vergüenza que me muero. Ya en el cole las pasaba putas cuando había
que hacer una obra o cualquier mongolada que nos obligara a ir
disfrazados. Así que huí del vestido de madrileña como de la peste
a pesar de que la yaya me insistía cada año en lo guapa que estaría
y blablablá. Pero nada, como el que oye llover.
Lo malo es que los años pasan. Y yo
cada año que cumplo es una agonía que me entra de ver que mi mundo
envejece. Que mis abuelos son más y más mayores. Que mis padres
empiezan a ser los que tienen edad de ser abuelos. Y me reconcome la
vida misma de pensar que un día no van a estar ahí todos y quizás
me arrepienta de cosas. Que quizás me diga “tenía que haber
hecho, tenía que haber dicho, tenía que haber estado”. Así que
de un tiempo a esta parte de vez en cuando mando al carajo mis
propios gustos, mis apetencias y mis planes para hacer, decir o estar
en esas cosas que quizás un año dejen de esperarme.
Joder, me estoy poniendo moñas. Y todo
para decir que he cedido al chantaje emocional de la yaya y este
viernes me moriré de vergüenza vestida de madrileña por la pradera
de San Isidro. Si veis a una con el vestido gris de florecillas y la
cara más roja que un tomate, soy yo. Por favor, no me saludéis, con
ese vestido no puedo salir corriendo y mi madre ya no me deja
esconderme detrás de ella cuando no quiero hablar con gente.
El caso es que ya lo estoy pasando mal
de pensar en la vergüencita del asunto, pero la yaya con sus 83 años
lleva un mes y medio cosiendo a todas horas con tanta ilusión y
tantas ganas que me hacen un gurruño el corazón. Porque cuando le
dije “yaya, como no te voy a dar la alegría de verme casar ni de
darte bisnietos, al menos voy a cumplirte otro deseo” se puso muy
contenta y ni siquiera el carcinoma del que la han operado hace dos
semanas le ha hecho soltar un solo día la aguja para tenerlo todo
listo. Porque el yayo no ve un carajo pero cree que mi vestido es el
más bonito que se ha hecho nunca. Porque hasta el primo de Bilbao
con sus ochocientos apellidos vascos se ha apuntado y se viste de
pichi. Y porque joder, no me arrepentiré de hacerlo, pero sí se me
hubiera quedado la espinita de dejar a la yaya con las ganas toda la
vida.
Así que deseadme suerte para no querer
hacer un hoyo y enterrarme del corte que voy a pasar.
Aysssss, qué bonito... Normal... me parece lógico que lo hagas...
ResponderEliminarPero creo que querenos una foto (de espaldas, no más... sin necesidad de verte la cara tomatosa...) o de una manga aunque sea!!!! Piensa también en nosotros... :p
Mi abuela tenía un arcón lleno de disfraces en su casa, y creo que el mayor entretenimiento de esa casa era llegar y disfrazarnos. Entre los trajes, había uno que no era un disfraz exactamente... que era un vestido de chulapa. Y en mi pensamiento de la época... pensaba que era un traje de sevillana un poco rarito... jajaja Pero pese a que me apretaba casi tanto como el corsé que dices... a mí me encantaba...
Ahora... si te sirve... hace años, iba a una academia de baile y en un festival de fin de curso hicimos un "can can" Mi abuela me hizo la falda llenita de tull, luego llevaba pasamanería con pluma en la frente, liga... medias de rejilla... Una pasada... jaja y fue la mar de divertido.
Ay, yo siempre he llevado fatal lo de vestirme de cosas, la verdad... y me encantaría disfrutarlo, pero no me sale.
EliminarLa verdad es que el vestido ha quedado precioso, pero aún así, uffff... hay una foto en twitter, igual termino poniendo alguna aquí, ya veremos, jeje.
Pero qué maja eres, me cagoenlaleche, cada día me caes mejor. Me parece una idea fantástica, menudo alegrón que le estás dando a la yaya. Podrías poner una fotico en twitter, eh?, como lo ves?. Luego la borras si quieres, pero lo que daría por verte de chulapa...
ResponderEliminarUn beso, y ¡¡bien hecho amiga!!, a disfrutarlo
Hay foto en twitter con la yaya para que se vea a la culpable del asunto, jejeje.
EliminarÁnimo!! Valdrá la pena ver la cara que pone al verte vestida ese día :)
ResponderEliminarSí, lo pasé regular pero ella estaba feliz :)
EliminarÑiaaa foto al guasap de mi dueñaaaa
ResponderEliminarQue vuelva a twitter que ahí hay foto ya XD
Eliminarqué bonito! <3
ResponderEliminarGracias :)
EliminarVaya, lo he leído tarde, tendría que haberte buscado por la pradera de San Isidro, la cara rojo tomate no tiene pérdida. ¿Qué tal fue? Siento lo del carcinoma de tu yaya. Besos.
ResponderEliminarPor suerte lo del carcinoma salió estupendamente, se lo quitaron y punto, sin más. Era muy localizado y aunque el postoperatorio dio un poco de rollo porque toma sintrom y tuvo un poco de sangrado, ya ni se acuerda. Una suerte, chica.
EliminarY si quieres verme, está la foto en twitter :)