Hoy he tenido que ir a hacerme unas ecografías de las mamas para vigilarme los quistes. Resumiendo, me he cruzado medio Madrid en metro para que me tocaran las tetas.
La verdad es que ha ido todo bastante bien, pero las visitas al ginecólogo siempre son una aventura. El tío era majo, pero tenía una cosa un poco desconcertante y es que por todo se asombraba. Y un médico sorprendido te mete el miedo en el cuerpo, claro.
Total, que estaba yo ahí tumbada, despelotada y llena de un pringue gelatinoso, con un tipo pasándome un rodillo por las tetas cuando me dice:
- ¡¡Huy!! ¡Tienes unas mamas muy densas!
- ¿Eso es malo? – pregunto acojonada.
- No, malo no.
- Entonces es bueno. – digo empezando a respirar.
- No, en realidad tampoco.
- ¿Y entonces qué significa?
- Bueno, nada. Que tienes el pecho muy denso, es decir, tienes las mamas más firmes, más duras.
- Entonces es bueno, jolines.
- Bueno, médicamente no es relevante.
Y digo yo, si no es relevante para qué exclamas y me pones los pelos de punta. Pero bueno, respiro hondo y me autoconvenzo de que estoy en una playa caribeña tomando el sol y por eso tengo las peras al aire.
- ¡Fíjate! ¡pero si tienes muchísimo tejido mamario!
- Ay, Dios ¿y eso es malo?
- No, malo no. – vaya, ya empezamos.
- ¿Y entonces? – digo mosqueada.
- Hum… significa que tienes poca grasa en las mamas. Es decir, con el tiempo la fibra se va convirtiendo en grasa, por eso las mamas se engordan un poco y se descuelgan. Pero no tienes grasa aún, es todo fibra.
- Vale, entonces es bueno.
- En realidad, médicamente no es relevante.
Después de tres veces parecidas, empiezo a entender cómo va esto. Tú te asombras, yo me acojono, tú me explicas que no es malo, yo me creo que es bueno y tú me dices que médicamente importa un bledo. Genial. No le veo la gracia, pero vale.
Bromas a parte, el tipo se ha portado bien y me ha dedicado un buen rato. Mis densas mamas lo merecían.
Lo único malo ha sido al final de todo. Cuando ha terminado de hacerme las ecos, ha encendido la luz, me ha tirado un rollo de papel higiénico sobre la camilla y me ha dicho:
- Bueno, límpiate y puedes irte.
Y de pronto me he sentido como una pilingui de poca monta. Yo ahí, con un fluido viscoso escurriéndome por las tetas y un tío me tira el papel y me dice eso. Si al menos me hubiera dejado un sobre con pasta en la mesilla…
Si te descuidas, el sobre con pasta se lo tienes que dar tú.
ResponderEliminarPues tienes razón, qué frío todo, sin un cariñito ni nada... :)
ResponderEliminarPor lo que has escrito puedo afirmar que es el tío más estúpido del que escuchado hablar en mucho tiempo. Al segundo acojone innecesario yo ya le hubiera mandado lejos.
ResponderEliminarAunque al final me he reído un montón con lo del rollo de papel :)
Jajaja. Me has recordado una vez que fue a la doctora porque me dolía mucho el estómago. Me hace tumbarme en la camilla, me empieza a meter mano y de repente dice "Ufff" ¿Cómo que Ufff? A un médico no se le debe permitir decir eso... Luego, adivina, no era nada.
ResponderEliminarBesosss.
Nunca lo había visto así, pero bueno, yo creo que todo lo que médicamente hablando no es malo, es bueno. Biquiños!
ResponderEliminarUps, menos mal que no te sedó para algo!!!
ResponderEliminarJoder, majo sí, pero vaya modo de contar las cosas. Un acojonador profesional.
ResponderEliminarJa,ja eres buenaaa!
ResponderEliminarreflexión final de como te hace sentir un profesional de la sanidad en ciertas ocasiones.Y eso que les dejamos que jueguen con nuestro cuerpo en el buen o mal sentido. Genial tu descriptiva ++++++++
ResponderEliminar