miércoles, 4 de abril de 2012

29

Mañana cumplo 29 años. La antesala de los temidos 30. Ya sé que mucha gente me va a decir que los 30 son estupendos, que son pocos, que blablablá. Y lo sé. De hecho, el problema no son los 29 o los 30 en sí, que me la pelan bastante. Es cuestión de la fase de reflexión que atravieso.
Durante muchos años he estado corriendo detrás de los acontecimientos. Como si no diera abasto a asimilarlo todo y apenas tuviera tiempo de respirar. No podía parar. Entre unas cosas y otras, desde los 17 años mi vida fue una vorágine de locura. Y hasta que hace más de un año el desequilibrado se fue de mi vida, no había podido sentarme a pensar en todo lo que había pasado.
Ahora, después de la chaladura y del año de recomposición, estoy tomando conciencia de muchas cosas. Una de ellas es la idea de que algunos años han pasado. Se han ido para no volver. Que ya no soy una universitaria, ni lo volveré a ser. Que ya no habrá partidos de rugby en Cantarranas, ni terceros tiempos en casa Paco. Que ya no habrá fiestas satánicas (no adorábamos al diablo, era una coña de mi amigo Bombita), ni juegos en el parque de ciencias. Que mis amigos ya no están en el club deportivo, ni pasaré mañanas al sol de mi campus, o metida en el auts de mi facultad. Que, en resumen, aquellos años felices pertenecen al pasado.
Y es que cuando la vida te arrastra de problema en problema, de locura en locura, piensas que algún día todo volverá a su ser. Que volverás a hacer esas cosas que estás dejando por el camino. Que retomarás lo que abandonas. Que ya pasará todo y podrás recuperar lo que estás dando de lado. Pero no. Lo pasado, pasado está. Los trenes que pasaron y no subiste a ellos. Las oportunidades que se fueron. Las cosas que no hiciste, los hombres que no besaste, los amigos que no cuidaste lo suficiente. Aquello quedó atrás y no volverá.
Algo parecido me pasa con el físico. Durante años aparenté mucha menos edad de la que tenía. Pero las malas rachas, los disgustos y los problemas van dejando huella. Van haciendo cicatriz. Y crees que pasarán. Que las ojeras o la mala cara se irán cuando descanses, cuando vuelvas a estar tranquila, cuando saques un poco de tiempo para cuidarte. Y cuando ese momento llega descubres que no, que aquella piel fresca y lozana ya no es la tuya. Que las ojeras no desaparecen. Que las arrugas, las marcas y el paso del tiempo se han fundido en ti y no hay modo de quitarlos. Ya no tienes 20 años. Y no volverás a tenerlos. Por mucha cremita y mucha mierda que te eches. Ya no hay solución. Y la celulitis, el culo blando o las tetas más caídas que antes no volverán a su sitio. Los primeros planos en las fotos ya no serán tan fáciles. Salir sin maquillaje ya no será tan favorecedor. Ya no te despertarás con la misma cara que te acostaste, si no que necesitarás un buen rato para recomponerte.
Y yo no me quejo. Me mantengo delgada por genética, porque como lo que me da la gana. No estoy muy flácida (menos mi culo, que es un desastre) y como las tetas me salieron muy altas y muy duras, aún se mantienen en su sitio. Tengo buena piel y no tomo nunca el sol, así que no tengo manchas ni arrugas. Sólo algunas líneas que antes no eran tan profundas y no se veían tanto. Sólo me falta la frescura y la luminosidad que antes conservaba tras noches de fiesta o hiciera lo que hiciera. Y no tengo canas o no se me notan por ser rubia. Así que no, no me quejo, de verdad. Sólo es tomar conciencia. Que ya no soy la jovencita que recuerdo, si no la mujer que me devuelve el espejo.
Sin embargo sé que he ganado cosas, que no todo es perder. Ahora soy más tranquila, más reflexiva, más fuerte y más sabia en algunos aspectos. Sé sacarme más partido y he enriquecido algunas facetas mías. Estoy más segura de quien soy y de lo que quiero. Y poco a poco, voy encontrando mi sitio, mi camino, mi lugar en el mundo.
Me falta aún mucho camino por recorrer, espero. Porque los años hay que acumularlos. A montones. Y llenos de cosas, de experiencias, de vivencias. Porque lo importante de la vida, aunque suene a redundancia, es vivirla.
En fin, de mí a mí misma: felicidades Naar. Has sobrevivido otro año.

9 comentarios:

  1. Hay una canción que me encanta y que dice así:
    "... Y todos mis amigos creen que estoy bendecida. Ellos no saben que mi cabeza es un desastre. Ellos no saben quien soy en realidad. Ellos no saben por lo que he pasado"
    Tu entrada me ha recordado esa parte.

    También dice la canción:
    "Todas estas líneas que cruzan mi cara te cuentan la historia de quién soy. Tantas historias de dónde he estado y de cómo he llegado a donde estoy. Pero estas historias no significan nada si no tienes a nadie a quien contárselas".

    Me encanta como escribes, sigue así. Un saludo!

    P.D: Te dejo la canción:
    http://www.youtube.com/watch?v=if6hWn9KRmA&feature=related

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  2. Felicidades de antemano...

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  3. Creo que te entiendo. Yo cumplo los años físicamente de cinco en cinco, desde hace tres. Pero es lo que hay. No cambio lo vivido por alguna cana menos, ni loco.

    ¡Muchas felicidades!

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  4. Bien pude haber escrito yo este post jajaja tranquila mujer, si los 29 son los nuevos 19!!!! (Repíteme esto último a mí en noviembre, please)

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  5. Yo reconozco que me daba pánico cruzar la barrera de los treinta pero, ahora que ya hace casi cuatro años que la crucé, no me arrepiento en absoluto. Un besote y tienes toda la razón, la vida hay que vivirla como viene!!!

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  6. Cuando iba a hacer 30, me entraba como un mal rollo por el cuerpo, ya no sería veinteañera, sino treintañera, daba cosa decir que ibas a hacer 30, era una sensación rara, de que el tiempo pasa y que ya no volverá. Pero lo importante no es lo que ya has vivido, sino todo lo que te queda por vivir, Zorionak!!!

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  7. Muchas felicidades. Si te sirve de consuelo, los 30 no son tan malos. Ni mucho menos. En realidad creo que son una etapa muy buena. Supongo que el hecho de estar en el ecuador de esa década me hace ver las cosas así.

    Insisto, felicidades.

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  8. Felicidades, un año más que disfrutar se extiende ante ti. Es lo bueno de verlo así: ahora empiezas un nuevo lienzo en blanco para pintar en él lo que te dé la gana. Eso es tuyo, sólo tuyo, y nadie podrá quitártelo. Disfruta de cada minuto, ser veintinueveañera tiene que ser fantástico. Es más, siendo tú seguro que lo será :)

    Un beso!!

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Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!